IM VETERINARIA #61

8 plantear para asegurar que la decisión se toma en un momento lúcido y consciente”, razona la especialista. Por su parte, Serra hace hincapié en que “no deja de ser un debate ético que está al alcance de todos con sólo encender el móvil o leer la prensa. Y eso hace que esté en constante cuestionamiento, incluso para quien optó por ella con total seguridad”. En su opinión, “conceptos como el alivio de sufrimiento, la calidad de vida, el pronóstico, etc., deben colocarse muy bien en el discurso y ser consciente de lo que decimos, porque muchas personas rememorarán esas palabras una y otra vez en busca de un veredicto: soy culpable o no”. De hecho, han creado varios cursos sobre eutanasia para veterinarios y ATVs con el fin de formar y ayudar a que se le de un enfoque con el que todas las partes se sientan más seguras. Los dilemas éticos, por tanto, son bastante comunes en este proceso. “Las decisiones que implican la vida y la muerte de nuestros animales, como la eutanasia, siempre vienen acompañadas de una carga emocional y ética muy grande. Hay muchas preguntas que surgen: ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Es lo mejor para mi animal? ¿Le estoy dando la oportunidad de luchar lo suficiente?”, plantean. Estas preguntas se amplifican cuando la persona siente que no tiene todas las respuestas o el apoyo que necesita. “Es un tema delicado que requiere tiempo, reflexión y, sobre todo, empatía para no añadir más angustia al dolor ya de por sí intenso”, medita Blasco. Por eso, a su juicio, “uno de los mayores desafíos es acompañar a las familias en estos momentos, para que puedan tomar decisiones que se sientan coherentes con sus valores y, al mismo tiempo, se sientan respaldadas emocionalmente”. Además, “hay muchas similitudes del duelo animal con el duelo de personas cercanas”, destaca Serra. La propuesta de Raíces Eternas, indica, “es acompañar a transitar el duelo a través de sesiones donde hay trabajo interno: confrontamos creencias, trabajamos el dolor, el sufrimiento y nos quedamos con el amor que trajo nuestro animal a nuestra vida”. “La finalidad es honrar ese amor, reconciliarnos con la muerte y ser capaces de transformar el dolor en amor”, enfatiza. Para concluir, las psicólogas resaltan la importancia de poner el foco en el bienestar del animal, especialmente en estos momentos tan delicados. “A menudo, el dolor y la angustia del tutor pueden opacar lo que realmente necesita el animal. Es esencial recordar que la prioridad es su bienestar, su calidad de vida y su dignidad hasta el final. En muchos casos, cuando logramos centrarnos en lo que el animal necesita, las decisiones se hacen más claras y, aunque difíciles, se toman desde un lugar de amor y respeto. Creemos que acompañar a las familias en ese proceso, ayudándolas a conectar con lo que su animal realmente necesita, es una forma de honrar la vida que compartieron juntos”, manifiestan. Además, al vivir en una sociedad cada vez más petfriendly, donde los animales son vistos no solo como mascotas, “esto ha transformado también nuestra visión sobre su cuidado y, lo que antes se veía solo como un duelo, hoy se entiende también como un proceso complejo de salud mental que afecta tanto a los ‘petparents’ como a los profesionales que los acompañan”. Así pues, concluyen, “es clave darle visibilidad a este cambio social y mental, y continuar profesionalizando el acompañamiento para que todas las partes, tanto animales como personas, reciban el respeto y el apoyo que merecen”.

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=