78 entre la frecuencia esperada y la frecuencia observada), en las categorías de peso de sano, sobrepeso y obesidad entre perros y dueños de perros mostró, además, una relación significativa entre el estado de peso de los perros y sus dueños (p = 0,0002). Por su parte, la correlación de Spearman demostró que el IMC de los dueños de perros y el BCS de sus perros tenían una correlación fuerte y positiva (r = 0,60, P < 0,001). En este caso, se realizó un análisis de sensibilidad excluyendo un valor atípico (participante con IMC alto) y se confirmó la robustez con una fuerte correlación estadísticamente significativa, tanto con el análisis primario como con el de sensibilidad. Con estos datos en la mano, el estudio sugiere que estos hallazgos podrían aprovecharse en futuras intervenciones para promover estilos de vida más saludables y activos, tanto para los dueños como para sus perros, en aras de un enfoque atractivo e innovador para la prevención de la obesidad. Así, según se desprende del estudio, una posible estrategia sería llevar a cabo un enfoque de Una Sola Salud que incorpore a los perros en los programas de prevención. Destacar que, antes del reclutamiento y el inicio del estudio, dicho informe fue revisado tanto por la Junta de Revisión Institucional de la Universidad de Tufts (Estados Unidos), como por el Comité Institucional de Cuidado y Uso de Animales. Tándem saludable En Estados Unidos, la obesidad es un problema de salud importante que afecta tanto a adultos como a niños. De hecho, desde la década de los 70, su prevalencia ha aumentado a un ritmo alarmante, por lo que los expertos señalan la necesidad de informar sobre los riesgos de la obesidad para la salud de las personas y sus mascotas. Un estudio realizado por Nijland et al. en Países Bajos encontró que el sobrepeso en dueños adultos estaba íntimamente relacionado con el sobrepeso de sus mascotas, sobre todo de los perros. Estos hallazgos refuerzan la necesidad de que los dueños se impliquen más en la salud de sus mascotas y apliquen sus propios criterios de salud a sus animales, principalmente en lo que a alimentación sana y ejercicio se refiere. Por otro lado, otro estudio, en esta ocasión realizado por Delicano et al., identificó una correlación entre la diabetes diagnosticada en perros y la diabetes tipo 2 de sus dueños, tras analizar más de 200.000 parejas de propietario-perro en Suecia. En este caso, los autores plantearon la hipótesis de que los comportamientos de salud compartidos (por ejemplo, la actividad física) y las exposiciones ambientales compartidas podrían explicar dicha correlación. Del mismo modo, estos hallazgos también han explorado la posibilidad de que el peso tanto de los dueños como de sus mascotas influya en los prejuicios de los veterinarios. Por ejemplo, Pearl et al. encontró que los veterinarios y los estudiantes de veterinaria respondían y actuaban de manera diferente al tratar a perros con sobrepeso, y cuyo dueño también tuviera sobrepeso, en comparación con el tratamiento dado a perros (y dueños) más delgados. Por ello, los investigadores recomendaron llevar a cabo más análisis e investigaciones sobre el impacto del sesgo de peso en la toma de decisiones clínicas, así como de las interacciones con los dueños de mascotas. En concreto, lo que han pedido ha sido un estudio sobre los efectos del lenguaje respetuoso y no estigmatizante relacionado con el peso de las mascotas y sus dueños. Debido al fuerte vínculo y los comportamientos de salud compartidos entre las personas y sus perros, un enfoque más novedoso para abordar la epidemia de obesidad sería incorporar a los perros en las intervenciones de pérdida de peso de los dueños, de tal manera que se pudieran obtener mayores beneficios en la denominada Una Sola Salud, donde tanto perro como dueño pueden poner en práctica hábitos más saludables. Y aunque se han publicado numerosos estudios que abordan el enfoque de One Health, centrado en aprovechar el vínculo entre humanos y animales para promover la pérdida de peso tanto en personas como en sus perros, la información adicional podría resultar útil para aprovechar estos estudios. A su vez, el estudio People and Pets Exercise Together (PPET) se centró en parejas de dueños de perros y sus mascotas en Estados Unidos que padecían obesidad. Estos participantes fueron seleccionados específicamente para la investigación, lo que limita el conocimiento sobre la prevalencia de esta correlación en la población general del país. En Europa, se identificó una correlación, si bien no deja claro si los dueños de perros y sus mascotas en Estados Unidos comparten una relación similar en cuanto a composición corporal y obesidad. Por lo que el objetivo de este estudio fue determinar si existe una correlación entre la composición corporal de los perros y la de sus dueños. Llegados a este punto, los investigadores sugieren que información adicional sobre esta posible correlación debería basarse en el conocimiento actual y permitiría futuros programas de intervención más completos y mejor diseñados que promuevan estilos de vida más saludables y activos, tanto para las personas como para sus perros. Vínculo humano-animal Hallazgos similares hablaban de una asociación entre el IMC de los dueños de perros y el BCS de sus perros en una investigación que se llevó a cabo entre ciudadanos con mascotas en Nueva Inglaterra. De hecho, los hallazgos son parejos a un estudio previo de Nijland et al. que mostró correlación (r = 0,31) en Europa entre el grado de sobrepeso de los dueños de perros y sus perros. En el estudio anterior, había 47 parejas de propietarios y perros, y los propietarios debían haber tenido a los perros durante, al menos, un año para cumplir con los criterios de inclusión. Contrariamente a los resultados del estudio actual y del estudio de Nijland y sus colegas, los datos de un cuestionario distribuido en un total de 11 países europeos, a más de 3.000 propietarios de perros, pusieron de manifiesto que no había una correlación directa entre la obesidad de los propietarios y sus perros. Sin embargo, esta discrepancia podría explicarse por la diferencia en la metodología del estudio (es decir, cuestionario de autoinforme frente a un estudio en persona),
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