IM VETERINARIA #61

40 Carlos Ouro (C.V. Madagascar, Madrid) mantenimiento, por lo que en la primera consulta de un paciente exótico se dedica casi exclusivamente a explicar al tutor las necesidades de la especie. “Es de capital importancia estar formado en el reconocimiento de la especie y su sexo -las patologías reproductivas incluyen un alto porcentaje de las consultas en determinadas épocas del año- para dar las indicaciones correctas al tutor de manera efectiva”. Esto no es baladí si tenemos en cuenta que el 80 % de los veterinarios cree que los propietarios no cubren las necesidades de las mascotas exóticas. Y es que la especialidad de exóticos sigue creciendo en nuestro país. “Abarca per se distintas especialidades como cardiología, oftalmología, neurología, etc. La clave está en trabajar con especialistas contrastados en cada una de ellas de perro y gato, y luego enfocar y encajar los hallazgos y diagnósticos emitidos en la especie en cuestión, con una comunicación estrecha con el especialista”. Entre las especies más tratadas se encuentran los conejos y las cobayas. “La incidencia cambia con el mercado y las modas, de forma que, por ejemplo, hace diez años, los hurones ocupaban casi el primer puesto en número de consultas. Hoy vemos hurones en consulta, pero su número ha disminuido mucho”. También hay que considerar que reptiles y aves son estacionales, siendo más abundantes las consultas en primavera y verano. Carlos Ouro destaca, asimismo, el papel que tiene el veterinario en el control y vigilancia de zoonosis. “Mediante la realización rutinaria de analíticas coprológicas, podemos detectar parásitos transmisibles al ser humano, como las giardias y otros protozoos flagelados, los cestodos o la amebiasis”, asegura, y añade: “El chequeo laboratorial rutinario de ‘Chlamydophila psittaci’ en psitácidas es de capital importancia para evitar la psitacosis en tutores. Además, la instauración de unas medidas mínimas de higiene inculcadas a los tutores de reptiles puede evitar una salmonelosis”. Con todo, la consulta habitual al profesional veterinario no es que sea deseable, es que es imprescindible. Parece que PresVet ha venido para quedarse. “Incide de una forma tremenda en nuestra labor diaria, los ejemplos individuales de pacientes a los que les afecta negativamente el RD 666 son numerosos y diarios”, remarca este veterinario, quien, además, cree que la sostenibilidad de la clínica veterinaria pasa por “apostar por la especialización, sin perder de vista la cercanía con el tutor con un trato personalizado y estrecho”. Nos despedimos de Carlos Ouro no sin antes darnos un consejo para los recién egresados: “Mi consejo es que comiencen su práctica clínica cuanto antes, y una vez que constaten el campo que realmente les gusta en base a la labor clínica, inicien su formación como especialista”. Carlos Ouro está al frente de Clínica Veterinaria Madagascar, su gran proyecto personal al que se dedica en cuerpo y alma y cuya idea comenzó en 2014 en Madrid. “Me dedico, sobre todo, a exóticos, y aunque abarcan un gran número de especies de tamaños muy variados, las más habituales en nuestra práctica clínica diaria son de escaso tamaño”. Tanto es así que la tecnología de la clínica de exóticos responde precisamente a especies de escasa talla, “lo cual implica, por ejemplo, poseer aparatos de bioquímica que puedan trabajar con muestras de un volumen tan reducido como 0,1 ml”. Además, al presentar las aves y reptiles eritrocitos nucleados, “los recuentos hematológicos los realizamos a mano, y trabajamos con agujas adecuadas a su tamaño (de 30 Gauges), vías intravenosas de la misma naturaleza”. Y es que estas especies presentan muchas peculiaridades. “Derivado de su escaso tamaño, tenemos pacientes con una ratio superficie/volumen corporal muy alto, que deriva en una gran pérdida de calor, por ejemplo, durante las cirugías, por lo que contamos con incubadoras y UCIs, terrarios, jaulas y dietas específicas”. Una parte importante de las patologías que Carlos Ouro trata en su clínica se deben a un mal

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