7 ejercicio activo en su clínica de Coslada (Madrid), que ha contado con la ayuda de su editor en la primera edición, además de su socia y mujer, Beatriz, “que creyó en el libro y en el proyecto desde el principio” y, por supuesto, “el equipo de la clínica, que siempre colabora en su difusión”. Carazo se define como un veterinario “sencillo, muy trabajador, que con los años ha buscado fuerzas en otras actividades a parte de los estrictamente profesionales, que ya son de por sí muy exigentes. Practiqué mucho la fotografía hasta que la llegada del mundo digital y la inmediatez en el consumo que trajo a ese arte, me hicieron pasarme a la literatura, actividad que siempre tuve oculta hasta que brotó y ya llegó para quedarse. Hoy en día, muchos momentos de evasión, cada vez más necesarios en nuestro sector si queremos seguir a tope, los dedico a viajar leyendo o escribiendo; me ayuda mucho para mantener la mente despejada y más sana”. Y es que, este veterinario, como explica, se ha criado con esa pasión por los animales. Siempre le han gustado, aunque dedicarse a la medicina animal fue algo que surgió posteriormente. Asimismo, la ornitología fue para él un modo de vida desde los quince hasta prácticamente los veintitrés, que fue cuando empezó a trabajar y consecuentemente dejar de disponer de tiempo para dedicarse a ella. En la adolescencia tenía ya muy claro que su futuro, de un modo u otro, iba a estar ligado a los animales. Así, la decisión de ser veterinario y dedicarse a la sanidad animal llegó justo antes de acceder a la universidad: “Actualmente creo que esa ha sido una de las mejores decisiones de mi vida”. Además de con la venta de libros, ayuda a los perros más desfavorecidos trabajando en una clínica de pequeños animales. “Esto lo hago -y lo hacemos todos los colegas- casi a diario. Son muchos los momentos en los que nos enfrentamos a animales abandonados, perdidos, sin familia o en familias de escasos recursos económicos. Por supuesto, y a pesar de que soy muy consciente de que una clínica es una empresa que tiene que ser rentable y funcionar como tal, a esos pacientes siempre tratas de ayudarlos de una manera especial, y esa es una manera de colaborar constante en mi día a día”, explica este veterinario. Asimismo, en su clínica colaboran con “varias asociaciones de protección animal a las que ayudamos económicamente, damos difusión y les servimos de asesores ante muchas de las situaciones a las que se tienen que enfrentar. Estando tan al pie del cañón como es la consulta diaria, las opciones de colaborar no faltan, y quizá lo más difícil es tener que elegir entre todas ellas, porque por desgracia no podemos atenderlas a todas”. Retos para este 2025 A nivel profesional tiene el gran reto, explica, de mantenerse donde está: “Nosotros seguimos siendo una clínica independiente y eso no es fácil; los cambios de la sociedad en el trato hacia los pacientes y, sobre todo, la alta exigencia legal y burocrática, está complicando innecesariamente nuestra labor”. En ese sentido, detalla que “siempre hemos tenido la clínica asociada a algún grupo de compañeros que piensen como nosotros -actualmente somos parte del grupo de clínicas veterinarias Wecan- y eso nos ayuda a seguir dependiendo de nosotros mismos, sino sería imposible hacerlo bien”. A nivel literario, espera que este sea el año de la publicación de su sexta novela y décimo libro: “Estoy terminando su primera escritura en la que llevo involucrado más de un año y tengo mucha ilusión por ello. Cada libro es una experiencia nueva que me aporta mucha energía. Todavía no sé qué voy a hacer con ella una vez la termine, pero tengo la esperanza de que este año llegue al público”. “Se nos está yendo un poco de las manos” En su opinión, la situación de los animales de compañía en nuestro país, “con los años, ha ido cambiando espectacularmente a mejor, pero no me escondo al decir que creo que se nos está yendo un poco de las manos. Los perros y los gatos, mis pacientes, merecen ser eso: perros y gatos. ¿Qué significa eso? Pues que humanizándolos demasiado no les hacemos ningún favor. Trabajo por y para ellos, los tengo en casa y convivo con ellos, soy totalmente consciente de lo que aportan y lo que merecen en su vida, incluso de que todavía queda mucho por mejorar en cuanto a sus cuidados y derechos. Pero dándoles un carácter humano en vez de animal los estamos desnaturalizando, y eso no se lo merecen”. Así, insiste, “precisamente uno de los objetivos cuando decidí escribir el libro de ‘Lola memorias de una perra’, aparte de regalar ese homenaje a mi primera perra, fue presentar a los lectores la vida a través de los ojos del perro, o cómo me la imagino yo para ellos, por eso el libro está escrito en primera persona y la protagonista es ella, Lola. Quería demostrar de una manera sencilla que lo que nosotros vemos de una manera, los perros o los gatos lo perciben de otra, y no tienen por qué coincidir las dos ideas ni ser una mejor que otra. Creo que falta mucho trabajo de desarrollo en determinadas áreas para aumentar su calidad de vida, y mucho trabajo social para que, siendo uno más de nuestras familias, los perros y los gatos sigan siendo lo que son; si fueran más humanos, seguramente no serían tan puros, y no debemos dejar que pase eso. Las personas somos menos sinceras que los animales”. Por otro lado, matiza que “el gran objetivo del veterinario de pequeños animales debe ser la salud de sus pacientes y la de las familias en las que viven. Además, en la consulta diaria hacemos mucha labor educativa porque nuestra palabra vale mucho y tiene mucha credibilidad. ¡Más que la de internet!, aunque a veces nos cueste creerlo”. En este contexto, explica que “debería cambiar el oportunismo político: todo lo relacionado con los animales y sus derechos tiene tanto rédito en votos, y está tan bien visto socialmente, que los que legislan se aprovechan de ello a veces sin pensar en las consecuencias de sus decisiones. Tener más en cuenta a los expertos de cada área -en este caso a los veterinarios clínicos- ayudaría a mejorar mucho cada paso que se da en la calidad de vida y protección animal”, concluye.
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