39 cambios importantes en la especialidad”. Por un lado, enumera, “la incorporación a nuestra profesión de muchos veterinarios especialistas europeos y americanos en cardiología, que han pasado por exhaustivos programas de formación, y disponen de habilidades excepcionales, aporta un gran nivel de excelencia profesional”. Por otro lado, señala que los equipos disponibles actualmente para el diagnóstico, principalmente los ecógrafos, “han mejorado sustancialmente sus capacidades técnicas”. También, “la investigación genética y en el campo de los biomarcadores, han permitido disponer de análisis accesibles para la detección de algunas patologías”. Asimismo, destaca que “el tiempo que dedican los profesionales veterinarios a la publicación de artículos científicos es mucho mayor que años atrás, lo que se traduce en un constante goteo de información actualizada y veraz, con la que poder practicar fácilmente una medicina basada en la evidencia”. Y, por último, “la introducción de diferentes técnicas quirúrgicas que permiten mejorar la situación clínica de nuestros pacientes”, a su modo de ver, es también uno de los cambios importantes en la especialidad. Cardiología felina Una de las áreas de mayor interés de César Bezos es la cardiología felina, campo que tiene ciertas particularidades respecto a la cardiología veterinaria en general. Como apunta, las enfermedades cardiacas más frecuentes en los gatos son las cardiomiopatías. “Este tipo de patologías pasan frecuentemente desapercibidas, en primer lugar, porque no provocan en muchos casos alteraciones en el examen físico, y tampoco en las pruebas diagnósticas clásicas, como el electrocardiograma o las radiografías de tórax, y debido también a que los gatos no suelen mostrar síntomas asociados hasta que la enfermedad se encuentra en una fase muy avanzada”. Por estos motivos, “la detección de las cardiomiopatías felinas es todo un reto, y pasa irremediablemente por la realización de una ecocardiografía Doppler sin que estén presentes en muchos casos señales de alarma previas que hagan sospechar de enfermedad cardiaca”, desarrolla. Al respecto de las patologías más frecuentes, comenta que la cardiopatía adquirida más prevalente en perros es la enfermedad mixomatosa de la válvula mitral, “que no encontramos en gatos y afecta mayoritariamente a perros de razas pequeñas y medianas”. “La segunda enfermedad adquirida más prevalente en los perros es la cardiomiopatía dilatada, sobrerrepresentada en perros de razas grandes y gigantes”, agrega. Sin embargo, “la cardiopatía adquirida más frecuente en los gatos es la cardiomiopatía hipertrófica, que raramente detectamos en los perros”. “Si nos referimos a las cardiopatías congénitas, podemos identificar casi cualquiera de ellas en ambas especies, aunque hay algunas más frecuentes en los perros, como el conducto arterioso persistente, la estenosis pulmonar y la estenosis subaórtica, y otras más frecuentes en los gatos, como los defectos septales”, prosigue detallando. En cualquier caso, aclara, “por el momento se desconoce la forma de prevenir las cardiopatías que afectan a perros y gatos”. “Como muchas de ellas tienen una base genética, y un potencial carácter hereditario, la detección precoz de estas enfermedades y la eliminación de la reproducción de los individuos afectados, pueden reducir considerablemente su incidencia, pero no existen medidas de manejo médico o dietético conocidas que se hayan demostrado eficaces para prevenir la aparición de estas enfermedades”. Aunque, por el contrario, “sí se conocen ciertos fármacos que, una vez diagnosticadas algunas de estas patologías, y administrados en el momento apropiado, pueden aumentar la supervivencia del paciente y mejorar su calidad de vida”. En este sentido, Bezos menciona “el avance en los estudios genéticos para identificar mutaciones en gatos con cardiomiopatía hipertrófica”, como uno de los más importantes en los últimos años en cardiología felina, habiéndose conseguido detectar al menos tres mutaciones en distintas razas como Maine Coon, Ragdoll y Sphynx. “También -añade- actualmente disponemos de biomarcadores fácilmente accesibles, como el NT-proBNP, que pueden ser muy útiles en el diagnóstico de estas enfermedades”. Por otro lado, insiste en que “las mejoras técnicas en los equipos médicos utilizados para el diagnóstico, y me refiero principalmente a los ecógrafos, permiten realizar diagnósticos más precoces y de mayor precisión”. Todos esos avances tienen un gran impacto en los pacientes, en tanto que “la detección precoz de las cardiomiopatías felinas, bien mediante el uso de estudios genéticos, de biomarcadores o de exámenes ecocardiográficos, va a permitir iniciar en los pacientes afectados que lo necesiten, el tratamiento médico más adecuado para reducir el riesgo de posibles complicaciones, como el tromboembolismo arterial, lo que redundará directamente en una mejora de su calidad de vida y en una mayor supervivencia potencial”. Un buen momento Por todo ello, en su opinión, “estamos en un buen momento en cuanto a la cardiología veterinaria se refiere”. No obstante, piensa que aún queda mucho trabajo por hacer y varias las asignaturas pendientes. “La investigación genética y en el campo de los biomarcadores son dos puntos fundamentales en los que necesariamente hay que avanzar. También la investigación en nuevos fármacos, y la adaptación a nuestros pacientes de los ya existentes en el mercado, nos permitirán un mejor control de estas enfermedades y de sus complicaciones potenciales. La incorporación de otras técnicas diagnósticas basadas en imágenes, como la resonancia magnética, ofrecerá en un futuro seguramente muy buenos resultados. Y la mejora de las técnicas quirúrgicas, y su generalización, haciéndolas más accesibles, proporcionarán a nuestros pacientes vidas más largas y de mayor calidad”, reflexiona. Para finalizar, Bezos subraya “la importancia de la detección precoz de las cardiopatías en nuestros pacientes, realizando siempre un examen físico cuidadoso en todos los animales, con especial atención a la auscultación”. Igualmente, remarca “la necesidad del uso de la ecocardiografía en cardiología felina, como técnica diagnóstica de elección para la detección de cardiomiopatías”. Y concluye abogando “por el uso responsable de los fármacos entre los veterinarios clínicos, practicando siempre medicina basada en la evidencia”.
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