IM VETERINARIA #58 ANUARIO 2024

47 Además, informa de que se han desarrollado varias acciones de tipo formativo, informativo y de difusión con el objetivo de implementar la visión de la Salud pública veterinaria tanto a nivel conceptual como práctico. Estas acciones han tenido como broche el XXX Congreso de AVESA, celebrado el pasado octubre en Murcia. Son ya treinta los congresos que se han celebrado a lo largo de los últimos años, una cifra que “nos llena de orgullo y que nos alienta para seguir trabajando con renovada ilusión”. Asimismo, como sociedad científica también han participado en el debate que algunas administraciones autonómicas han propiciado de cara al desarrollo de estructuras de gobernanza en el ámbito de la Salud pública. Sin embargo, apunta, “mostramos nuestra profunda decepción por que se pierde otro año sin que se termine de crear la Agencia Estatal de Salud Pública. Vemos urgente la consolidación de las estrategias de gobernanza en el ámbito de la de Salud pública. Lamentablemente tras haber sufrido hace ya cuatro años una pandemia, y que los organismos intencionales como la FAO o la OMS están advirtiendo de la posibilidad de llegada de nuevas amenazas que pueden producir situaciones similares a las vividas con el coronavirus, la AESP no termina de ver la luz”. Perspectivas de futuro Las perspectivas futuras de la profesión veterinaria, en su opinión, pasan por acometer la reflexión en varios ámbitos importantes que afectan a la misma. Por un lado, considera preciso un debate profundo sobre el modelo universitario: “Somos un país con 49 millones de habitantes y tenemos 15 facultades de veterinaria frente a países de nuestro entorno como Alemania, que con 83 millones de habitante tiene cinco facultades. El modelo actual debería revisarse involucrándose todos los estamentos implicados”. Y prosigue: “Pese a lo indicado en el punto anterior, faltan profesionales que se quieran desarrollar profesionalmente en el ámbito de la producción animal. Por el contrario, la mayor parte de los profesionales prefieren el ámbito de los animales de compañía. El resultado es un elevado número de abandonos en el plazo de cinco años, se estiman datos superiores al 20 %. Como sociedad no nos lo debemos permitir y, desde las estructuras profesionales, debemos acometer un debate interno con todos los estamentos para intentar modificar estos datos”. En este contexto, matiza, “somos una de las profesiones con mayor índice de suicidios a nivel europeo, lo que claramente indica que algo no está funcionando bien. La frustración es muy alta y los factores que la provocan deben ser estudiados con el objetivo de intentar revertir las estadísticas”. Así, reconoce, “tanto a nivel profesional como de AVESA, la veterinaria es una profesión demandada y reconocida. Sin embargo, debemos trabajar activamente tanto en la comunicación interna como externa. Realizamos un trabajo callado de cara a la sociedad y debemos visibilizarlo. Siempre en positivo y como parte de nuestra vocación de servicio público. Desde el cuidado de las mascotas o los animales de granja a los puestos fronterizos, pasando por las industrias y cadenas de suministro de alimentos, la profesión veterinaria realiza una función fundamental en Salud pública. Cuidamos de la población en general”. Trabajo por hacer Para Mateos Amann, hay muchos retos, “algunos de los cuales son coincidentes tanto para AVESA como para la profesión”. En primer lugar, cita “el de lograr la visibilización e integración efectiva de la profesión veterinaria en los organismos de gobernanza de Salud pública. Y me arriesgaría a indicar que también en otros ámbitos donde la toma de decisiones es fundamental. Por poner un ejemplo, con el cambio producido en el Parlamento Europeo, actual- “LA VETERINARIA DEBE INTEGRARSE EN EL SISTEMA NACIONAL DE SALUD, EN EL CONTEXTO ONE HEALTH” mente se están seleccionando a los Comisarios Europeos. La profesión debe estar presente e integrarse en todos estos estamentos. A nivel estatal, y con la creación de la AESP encima de la mesa, debemos poner en valor nuestra presencia en los órganos de gestión y programación. La profesión veterinaria es una profesión sanitaria que siempre ha trabajado el campo de la prevención mientras la visión asistencial de las actuales estrategias. La reciente pandemia ha puesto en evidencia que debemos cambiar este enfoque”. Así, opina, “debemos apoyar a la profesión veterinaria en su papel fundamental en el sector primario. Se están produciendo cambios en las normativas, por ejemplo, la relativa a la figura del veterinario de explotación y no se ha contado con la profesión veterinaria. De nuevo, debemos apostar por reforzar nuestra presencia en los órganos de decisión para que se ponga en valor la importancia de figuras como la referida del veterinario de explotación y con ello avanzar en el ámbito de la producción ganadera, el bienestar, la sostenibilidad y la eficiencia”. Asimismo, Mateos Amann añade: “También en el ámbito de bienestar animal nos enfrentamos, fundamentalmente en el ámbito urbano, al importante reto de tener que implantar normas que requieren aún de desarrollos pendientes en aspectos claves. Tenemos también el reto de ofrecer nuestros servicios a la sociedad bajo el reconocimiento de la especialización veterinaria en distintos ámbitos. Somos la única profesión sanitaria que no tiene acceso a las especializaciones trocales dentro del ámbito del Sistema Nacional de Salud. Tenemos que trabajar en el campo para que se desarrollen estos sistemas de especialización”. Además, está “el reto de que este reconocimiento de la profesión se vea reflejado también en los salarios en diversos ámbitos. En muchos casos éstos son muy inferiores a los de otras profesiones sanitarias”. Y, “a nivel universitario, nos enfrentamos a una reforma de la directiva y, a diferencia de otros estados miembros, donde los estudios de veterinaria

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