71 se de que todos los gatos del hogar tengan siempre acceso a la caja de arena, comida y agua, así como una zona de descanso. También se debe evitar que los gatos se queden mirando fijamente, para lo cual puede resultar muy útil usar un mueble sólido como barrera visual entre los gatos. En caso de que se observe esta conducta agonística entre dos gatos, es importante no intentar llevárselos ni separarlos. En lugar de eso, es posible apaciguar esa situación colocando un objeto (por ejemplo, una almohada, un cojín o un cartón), entre ellos para disminuir el contacto visual y distraerlos. Después, redirigir a cada uno de ellos independientemente a otra actividad o sepáralos de manera segura en lugares diferentes. Por último, se puede optar por proporciona sesiones de juego diarias con todo el grupo o bien con cada uno de ellos por separado, según corresponda, ya que es una buena oportunidad para entrenar a los gatos a relajarse en presencia del resto. Sociabilidad Pero ¿cuándo saber si esa tensión se debe a un problema médico, es un tema conductual o se trata de ambos? Los expertos señalan que todo gato que muestre cambios en su comportamiento debe ser evaluado por un veterinario para descartar problemas médicos. Sobre todo, porque un cambio en el comportamiento, como esconderse, no saltar o nuevos patrones y rutinas, puede ser el primer signo de un problema médico, pero también puede indicar tensión social. De ahí la importancia de recordar a los cuidadores que deben estar atentos y alertas a las interacciones rutinarias del día a día entre los gatos de su hogar, ya que esa vigilancia va a facilitar el reconocimiento de cambios sutiles (pero importantes) en las interacciones sociales de los animales. Por ejemplo, un cambio en los lugares donde duerme es algo que a menudo no se reconoce, de igual manera que pueden alterarse los comportamientos alimentarios; a saber: los gatos pueden seguir comiendo, pero pueden sucederse comportamientos extraños, como manotazos o miradas fijas, antes de las comidas. La tensión social también puede provocar que un gato tenga miedo de ir a la caja de arena, lo que da lugar a una eliminación no deseada fuera de la caja de arena o al marcaje con orina. Por otro lado, respecto a si los cambios en el comportamiento de los gatos y su relación con otros miembros de la comunidad debemos tener en cuenta que, según señalan los expertos, la enfermedad articular degenerativa puede provocar una movilidad reducida o exagerada, lo que afectará a la manera en que los gatos utilizan su espacio. Mientras que una enfermedad de las vías respiratorias superiores puede alterar la comunicación olfativa. A su vez, la presencia de múltiples comorbilidades en los gatos mayores puede afectar sus relaciones sociales. En términos más generales, la disminución de la sociabilidad de un gato puede ser el primer signo del desarrollo de una enfermedad significativa. De tal manera, que, en ocasiones, la visita a la clínica veterinaria por parte del dueño de un gato considerando que sufre una leve enfermedad o que se ha producido un cambio en su comportamiento puede implicar descartar la tensión entre gatos como causa subyacente o factor contribuyente.
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