IM VETERINARIA #57

68 La tensión social o el conflicto entre gatos domésticos es más común de lo que creemos. Pero cuando la tensión asociada al miedo o la ansiedad crónicos conduce a problemas de comportamiento más manifiestos o a enfermedades asociadas al estrés, el problema se agudiza. Por lo que son los profesionales veterinarios los que deben comprender el comportamiento social entre gatos, reconocer la tensión entre ellos, prevenir o minimizar su aparición y gestionar los factores estresantes. Así, diversos estudios a nivel global han puesto de manifiesto que la tensión entre gatos afecta a entre el 62,2 % y el 87,7 % de los hogares en los que residen varios gatos, es decir, hogares con dos o más gatos. Mientras que otra encuesta sobre relaciones felinas apuntaba a que el 87,7 % de los hogares con varios gatos habían detectado signos de tensión entre sus gatos. Asimismo, el 73,3 % de los encuestados afirmó que los signos de tensión comenzaron con la introducción de un nuevo gato; el 23,6 % informó de cambios graduales en la relación y el 3,1 % observó cambios bruscos de comportamiento. Una tensión en las relaciones entre gatos que se caracteriza por la escasa tolerancia de unos gatos a otros y la falta de interacciones amistosas entre ellos. Y que pueden ser multifactoriales, con signos que, en ocasiones, pueden ser muy sutiles (como la mirada fija o el bloqueo), o manifestarse más significativamente, con episodios repetidos de conflicto físico, ya sean siseos, lamentos, manotazos, etc. De ahí la importancia de la figura del profesional veterinario, pues al abordar sistemáticamente los casos de tensión entre gatos, dichos profesionales pueden ofrecer consejos prácticos para mejorar o resolver, completamente, la situación. Vínculos gatunos Comprender el comportamiento social felino es fundamental para entenderles y solventar situaciones de riesgo. Porque si bien los gatos han estado siempre vinculados a la vida de humanos, siguen siendo animales poco conocidos. Y para ello puede ayudar, y mucho, centrarse en las necesidades específicas de cada gato y no en los mitos y generalidades asociados al comportamiento felino. Por ejemplo, siempre se ha pensado que los gatos son criaturas solitarias, pero no es así. Los gatos domésticos tienen sistemas sociales flexibles y los vínculos sociales entre gatos no son necesariamente esenciales, es decir, los gatos pueden establecer vínculos estrechos con otros gatos, pero no dependen de esas relaciones para sobrevivir. Además, el propio desarrollo, las experiencias vitales y el aprendizaje influyen en el comportamiento de los felinos. Por ello, el comportamiento social altamente individualizado (algunos gatos buscan la interacción social más que otros, algunos prefieren vivir solos y otros como parte de un grupo social), debe tenerse en cuenta a la hora de hacer convivir a varios gatos bajo un mismo techo. Y dado que las agrupaciones domésticas de gatos son elegidas por sus cuidadores, algunos hogares con varios gatos pueden no contar con grupos sociales de individuos (gatos), sino más bien cohabitantes, lo que provocará más tensiones entre los felinos. Fundamentalmente, porque los grupos sociales felinos se organizan según varios factores, tales como la familiaridad o las afiliaciones. A menudo existe confusión en torno al uso del término “dominancia” en los gatos, de ahí que se piense, erróneamente, que la tensión entre gatos se deba a que pretendan establecer una jerarquía de dominación. Más bien al contrario. La tensión entre gatos en el hogar se produce porque existe competencia entre ellos por recursos o estímulos que amenazan las relaciones sociales dentro del grupo. De ahí la importancia de tener en cuenta el entorno doméstico de los gatos y si la disponibilidad y distribución de recursos está creando algún tipo de tensión entre ellos. Porque, al contrario de lo que se piensa, los gatos sí crean vínculos, de tal manera que las interacciones sociales pueden ser enriquecedoras para ellos. Tanto es así que muchos gatos prefieren la interacción social humana a otros tipos de recompensa, pues tienen la capacidad de ser muy sociables tanto con humanos como con otros gatos. En este sentido, los dueños deben tener en cuenta que todos los gatos que conviven en el mismo hogar tienen sus necesidades, pero no todos tienen las mismas: algunos requieren más cuidados y atención que otros; otros serán más activos; a unos les gustará un juguete o una comida y a otros, otras cosas totalmente diferentes; un gato puede preferir jugar y otro que le acaricien, etc. De tal manera que se hace indispensable evaluar las necesidades y preferencias de cada gato para lograr el bienestar de todos ellos. Por ese motivo, hay que tener en cuenta que contar con más de un gato en casa puede o no mejorar el bienestar de los gatos. El número de recursos por gato, incluida la comida, las cajas de arena, los juegos y la interacción con sus cuidadores suele disminuir en los hogares con varios gatos en comparación, lo cual aumenta el riesgo de conflictos territoriales y sociales entre ellos. En este punto, las Directrices de la AAFP determinan una serie de aspectos a destacar para tener un entorno felino saludable. Así, el primer punto subraya la necesidad de proporcionar lugares seguros para cada gato para evitar la competencia por los recursos, algo muy importante para aumentar la sensación de control y seguridad. Los lugares con laterales altos permiten a los gatos esconderse, proporcionando barreras visuales frente a los otros gatos de su grupo social, mientras que el acceso a lugares verticales, como muebles, estanterías para gatos, etc., aumenta el control del gato sobre su entorno. LOS FELINOS QUE MUESTRAN UN VÍNCULO AFECTIVO ENTRE ELLOS SUELEN DORMIR ACURRUCADOS O ENTRELAZADOS

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