IM VETERINARIA #55

46 También destaca la revisión del animal para que sea capaz de alimentarse por sí mismo, de lo contrario es recomendable su mantenimiento en hospitalización con sonda de alimentación y medicación por vía endovenosa. “En caso de ingestión de la oruga, se recomienda mantener al animal hospitalizado debido a las posibles complicaciones secundarias como ulceraciones digestivas”. Posteriormente, hay un protocolo ambulatorio / hospitalario: “Se deben realizar limpiezas de la zona lesionada al menos tres veces al día con clorhexidina diluida o perioaid. También pautar tratamiento gastroprotector, en nuestro caso concreto nos gusta utilizar el vetgastril, ya que tiene efecto a nivel esofágico también al contrario de otros como el omeprazol o la famotidina”. La veterinaria recomienda realizar, posteriormente, el mantenimiento de las pautas de corticoide y antibioterapia. En caso de que sea necesario, se recomienda mantener una dieta de consistencia blanda y preferiblemente de tipo digestivo para facilitar la alimentación. Y en caso intrahospitalario, revisión diaria de las lesiones para planteamientos quirúrgicos posteriores en caso necesario. Signos para saber si la mascota ha tenido contacto con la procesionaria Según Esnaola, los signos clínicos frecuentes de exposición de un perro a las orugas procesionarias incluyen irritación bucal y lingual. Así, los perros pueden presentar sialorrea marcada, lamido frecuente de los labios y la boca, y signos de dolor al tragar; y “la exposición a la toxina de las orugas procesionarias puede causar inflamación y enrojecimiento de la lengua y las encías, así como de los belfos”. ¿Qué deben hacer los dueños de mascotas para reducir sus amenazas? Para ayudar a disminuir el riesgo de contacto de los perros con las orugas procesionarias, los dueños pueden seguir una serie de recomendaciones: • Conocer las áreas donde suelen encontrarse las orugas procesionarias y evitar pasear a los perros por esas zonas durante los períodos en que son más activas. • Mantener a los perros con correa cuando estén cerca de áreas boscosas donde pueda haber orugas procesionarias. • Enseñar a los perros a no jugar ni morder objetos desconocidos que encuentren en el suelo durante los paseos. • Estar atento a la presencia de orugas procesionarias en los árboles cercanos durante los paseos, especialmente en los meses en que son más comunes. • Si se observa la presencia de orugas procesionarias o sus nidos en los árboles del área, evitar que los perros se acerquen y buscar rutas alternativas para pasear. • Mantener el jardín y los alrededores de la casa libres de árboles infestados de orugas procesionarias, si es posible. • En caso de sospecha de exposición a orugas procesionarias, llevar al perro inmediatamente al veterinario para recibir atención médica. También está la hinchazón facial. La cara del perro, incluidos los párpados y los labios, puede hincharse debido a la reacción alérgica a la toxina de las orugas. En casos más graves, la inflamación de las vías respiratorias puede provocar dificultad para respirar, respiración ruidosa o jadeo excesivo. Y también pueden producirse vómitos y náuseas: “Los perros pueden mostrar signos de malestar gastrointestinal, como vómitos, arcadas o náuseas, y el comportamiento inquieto o agitado, además de mostrar signos de malestar generalizado”. También puede producirse un shock anafiláctico. “En casos muy graves, la exposición a la toxina de las orugas procesionarias puede provocar un shock anafiláctico, que es una emergencia médica que requiere atención veterinaria inmediata. Si se observa alguno de estos signos clínicos, se debe buscar atención veterinaria de inmediato”, concluye Esnaola. “LAS ORUGAS PRESENTAN SUS PELOS URTICANTES QUE PUEDEN CAUSAR MOLESTIAS E IRRITACIONES AL ENTRAR EN CONTACTO CON HUMANOS Y ANIMALES”

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=