IM VETERINARIA #55

43 La formación, una gran asignatura pendiente de la medicina de urgencias Por esa razón, el veterinario que ejerza la profesión en esta área de actividad debe haberse preparado debidamente con una formación específica, así como haber desarrollado unas aptitudes muy concretas. Así, en palabras de Itala Sunyer, “hay que tener una buena base de medicina interna, pues es la especialidad que abarca todos los sistemas”. Del mismo modo, continúa, “un veterinario o veterinaria que quiera hacer medicina de urgencias debe tener actitud proactiva, con interés en buscar y solucionar problemas, sin dejar las cosas para más tarde (más tarde puede ser tarde), con empatía para saber comunicar las situaciones a los tutores”. Como aptitudes, “debe aprender a realizar los procedimientos de urgencia que pueden ser necesarios, como la colocación de catéteres, tubos, suturas, etc. También saber interpretar ecos FAST y radiografías, por lo menos. La especialidad de urgencias exige, asimismo, tener conocimiento de todos los sistemas, pues las urgencias lo abarcan todo”, remarca. Además, en una entrevista en 2019, la veterinaria mencionó que resulta fundamental disponer de un servicio de calidad, algo que aún es difícil en España, sobre todo “dada la falta de concienciación por parte del propio sector acerca de lo que es la especialidad”. Cinco años después, y con una pandemia por medio, ¿ha mejorado en algo esta situación? “En mi experiencia, por ejemplo, sí he comprobado que hay más licenciados que se intentan acreditar por AVEPA en Urgencias, al igual que también hay más compañeros que están aplicando a internados de Urgencias o se han diplomado”, comenta. En general, sin embargo, sigue considerando que “los recién graduados tienen muy pocos conocimientos al respecto y les cuesta entender la diferencia entre medicina general y medicina de urgencias/cuidados intensivos. En este sentido, sostiene la directora médica de SURvet, “me gustaría ver más diferencia”. En su opinión, de hecho, insiste en que la labor de los centros docentes es una de las principales asignaturas pendientes a solventar a día de hoy en esta área de especialidad en la veterinaria. “Ha mejorado mucho en los últimos años, pero pienso que aún se puede trabajar más en la formación médica y psicológica de los estudiantes que van a tener que enfrentarse a situaciones complejas (a nivel médico y emocional)”, esgrime. Los últimos avances y el hándicap económico Por otro lado, Itala Sunyer destaca algunos avances diagnósticos y terapéuticos cuya llegada han sido de gran utilidad en el abordaje de los pacientes de centros como SURvet. Así, expone, “en los últimos años han empezado a hacerse más asequibles métodos de diagnóstico más sofisticados, como el TC, y se ha promocionado mucho el uso del ecógrafo para exploraciones focalizadas que pueden proporcionar mucha información rápida y valiosa del estado y evolución de los pacientes”. Asimismo, también menciona que “empiezan a aparecer aparatos de tromboelastografía para los hospitales (y ya no son sólo para investigación), aunque todavía difícilmente asequibles y amortizables para la empresa privada”. Tampoco superan algunas fronteras económicas algunas terapias que ya son familiares, como el marcapasos, el SUB o el reemplazo renal. Por ese motivo, en opinión el a veterinaria, “hay que valorar la entrada en el mercado de los seguros para mascotas, pues acercarán estos avances a la medicina veterinaria y permitirán más su acceso a los tutores asegurados”. En cuanto a las afecciones y emergencias más comunes que atienden en SURvet, la fundadora del centro menciona tres: afecciones digestivas principalmente, problemas cardiorespiratorios y genitourinarios. En verano, no obstante, “crecen los politraumatizados (gatos que caen de las alturas, perros “AHORA VIENEN MÁS CARDIÓPATAS, INSUFICIENTES RENALES CRÓNICOS QUE SE AGUDIZAN, DIABÉTICOS QUE SE DESCOMPENSAN, ETC.” atropellados, etc.), los casos de golpe de calor asociados sobre todo a braquicéfalos (bulldogs, etc., por el síndrome del braquiocefálico), y problemas neurológicos (de columna, convulsiones o problemas intracraneales)”, aclara la veterinaria. Al respecto, afirma, asimismo, que en los últimos años los motivos de las urgencias, por ejemplo, debido al aumento de enfermedades crónicas han cambiado. “Ahora vienen más cardiópatas, insuficientes renales crónicos que se agudizan, diabéticos que se descompensan, etc. Los animales viven más, y sus problemas crónicos se pueden agudizar de manera puntual. Hoy en día, los tutores intentan más intensamente que sigan con ellos. Siempre que puedan preservar la calidad de vida, claro”, detalla. Y, por otro lado, es frecuente que lleguen a SURvet pacientes en estado más crítico. En estos casos, proceden a realizar un triaje y, en función de este, “priorizamos la necesidad de estabilizar primero (con fluidos, oxígeno, etc.); al mismo tiempo, intentamos tomar muestras o llevar a cabo pruebas de imagen si es necesario para obtener la información vital para detectar y resolver el problema de base”, desvela la directora médica del centro. Esto es fácil de explicar, apostilla, “pero requiere conocimiento, coordinación, serenidad y siempre empatía para saber qué es lo que necesitan o pueden hacer también los tutores al respecto”. A modo de conclusión, la veterinaria hace hincapié en que, “a todo esto, sigue siendo fundamental el trato con los tutores, que son, en definitiva, quienes nos autorizan a actuar”. Esto tampoco se trabaja a nivel docente, “y es fundamental para conseguir buena conexión con los clientes, buen entendimiento, confianza y satisfacción por la profesión”, concluye.

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