IM VETERINARIA #55

39 nos intensos y requieren una aproximación muy protocolaria para no pasar por alto nada importante y que tras hacer una valoración completa con analíticas y pruebas de imagen podemos acabar diagnosticando cuerpos extraños obstruyendo el sistema digestivo y requiriendo intervenciones como cirugías o endoscopias. O también afecciones como la pancreatitis o colecistitis, que requerirán hospitalización y ampliación de pruebas. O enfermedades infecciosas como el parvovirus o la panleucopenia felina. Sin olvidar, tampoco, endocrinopatías descontroladas como crisis addisionana o cetoacidosis diabética”. Sin duda, para Raquel Francés, las urgencias que suelen suponer un reto a su llegada son aquellos pacientes con distrés respiratorio que requieren atención inmediata, certera y decidida. Además de un protocolo muy claro de pruebas para intentar estabilizar al paciente lo antes posible. En cuanto a cuidados intensivos, muchos de los retos llegan de la mano de los pacientes posquirúrgicos sometidos a cirugías complicadas que van a requerir mucho soporte intensivo durante las horas siguientes. “Pacientes operados de peritonitis sépticas por úlceras o cuerpos extraños con perforación digestiva; piometras perforadas; pacientes a los que se les ha quitado un tumor extenso, por ejemplo, en pulmón o hígado o en adrenales o intracraneales, etc. Estos pacientes, así como otros que llegaron de urgencia y siguen estando críticos (como los pacientes con daño renal agudo, anemias hemolíticas, shock séptico, cardiopatías descompensadas, pneumonías, etc.), son el trabajo diario del veterinario intensivista, necesitando múltiples transfusiones sanguíneas, ventilación mecánica, monitorización continua y procedimientos invasivos”, explica. 24 horas, 365 días El Servicio de Urgencias y Cuidados Intensivos de Aúna Especialidades Veterinarias IVC Evidensia funciona las 24 horas del día los 365 días al año. “Las urgencias pueden llegar remitidas directamente por el veterinario del animal, en cuyo caso, el mismo compañero veterinario nos contacta y nos pone al tanto de antecedentes y pruebas realizadas, o bien, llegan directamente porque su veterinario se encuentra cerrado. En cuanto llega una urgencia, se realiza un triaje del paciente para valorar la gravedad de la situación y decidir si necesita intervención inmediata. Entonces es admitido directamente para empezar con su estabilización. Si el paciente está estable, esperará en la sala de espera y será atendido por orden de llegada”, explica al respecto Raquel Francés. Tras el triaje y la detección de una urgencia grave, el paciente pasará a la sala de urgencias para su estabilización, donde se aplica un estricto protocolo guiado por el abordaje ABC (por sus siglas en inglés de Airway, Breathing, Circulation). La sala de urgencias dispone de todo lo necesario para su estabilización, con monitorización multiparámetrica, fluidoterapia, oxigenoterapia, intervenciones de urgencia, ecografía POCUS… “Además, se encuentra disponible una sala de rayos X, un TAC helicoidal de 12 cortes y laboratorio completo para abordar el protocolo diagnóstico indicado en cada caso, así como un stock de hemoderivados disponible para su uso en el caso de que fuese necesario”. Así, el personal del equipo de urgencias cuenta con el contacto directo de todas las especialidades del hospital para poder ofrecer la mejor calidad de atención a cada paciente. Si es necesaria una cirugía de urgencias, se contacta con el equipo de cirugía y el equipo de anestesia para la intervención y el quirófano se pone en marcha. Y si necesita quedarse hospitalizado pasará a la zona de hospitalización o unidad de cuidados intensivos según la gravedad. “En la unidad de cuidados intensivos se mantienen los pacientes más críticos, o bien en incubadoras, camas elevadas o box específicos. Lo que define “LA MEDICINA VETERINARIA ESTÁ VIRANDO SU VISIÓN HACIA EL CUIDADO DE SUS PROFESIONALES” un paciente crítico es la fragilidad de su estado y la intensividad de sus cuidados, siendo necesaria una monitorización continua y el uso de tratamientos invasivos como sondas urinarias, drenajes, soporte nutricional enteral o parenteral, transfusiones de hemoderivados, catéteres venosos centrales o arteriales, oxigenoterapia o ventilación asistida”. En todo momento, y siempre que sea posible, desde el servicio de Urgencias y Cuidados Intensivos intentan mantener comunicación directa y continua con el veterinario remisor. El objetivo es que “el tutor perciba siempre un trabajo en equipo entre su veterinario de confianza y nosotros. Intentamos mantener al tutor informado en todo momento concertando visitas y manteniendo conversaciones diarias para consensuar el plan a corto y largo plazo”, señala Raquel Francés, y añade: “Consideramos una parte importante de nuestro trabajo que el tutor entienda el trabajo que estamos realizando en cada momento en su animal y que nosotros podamos percibir sus expectativas, apoyando a las familias en cualquier decisión que tomen”. Acreditación de AVEPA Raquel Francés acaba de obtener la acreditación de AVEPA de urgencias y cuidados intensivos, que es la forma que tiene la Asociación Española de Pequeños Animales de acreditar que un veterinario ha recibido una formación específica en una especialidad a la que dicho veterinario dedica su vida profesional. Se trata de un periodo de formación que puede durar entre tres y cinco años, donde cada aspirante estará tutorizado por otro compañero acreditado previamente. Para poder conseguir el título, se debe presentar una serie de credenciales anualmente, presentar un listado de casos clínicos documentados que se hayan tratado durante este tiempo y, finalmen-

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=