IM VETERINARIA #52

7 im veterinaria Dicha medida, puesta en marcha en 2016 a propuesta de una de las profesionales del propio hospital, les permite comprobar cómo “se evidencian los beneficios que pasar tiempo con una mascota puede repercutir a los pacientes”, señala en conversación por videollamada. En concreto, permiten mejorar los tiempos de recuperación o paliar la tristeza o soledad que las personas ingresadas pueden sentir al estar lejos de sus animales de compañía. Precisamente Salazar destaca la especial “ilusión” que ha generado este premio en la categoría ‘Institución comprometida con el bienestar animal’, entre todo el personal: “Siempre enfocamos nuestra atención y cuidado a pacientes desde el punto de vista de atender a la persona en sus problemas de enfermedad y en sus necesidades de salud, pero también tenemos muy presente sus problemas emocionales”. Como ocurrió hace seis años con el caso de una paciente ingresada. En el hogar, vivía con una perrita hasta que la mujer tuvo que ser sometida a una intervención quirúrgica. Después de tres meses sin ver a su mascota, aumentó su tristeza y una enfermera le preguntó si podían hacer algo por ella. Así nace el programa de visitas. “Yo tuve la suerte de ver el encuentro entre la paciente y su perrita, y me di cuenta de que fue una maravilla, un regalo para ella, y un estímulo para salir antes del hospital”, relata. Fue entonces cuando pensó en “sistematizar” esas escenas. Eso requirió, por supuesto, un trabajo conjunto con Medicina Preventiva para asegurar que los animales de compañía estaban correctamente vacunados y desparasitados, evitando complicaciones innecesarias a los pacientes del hospital. Una de las peculiaridades que se dan en este centro es también la duración del ingreso, que suele rondar unos 33 o 34 días. “Tiene sentido que en hospitales con estancias largas se facilite este tipo de programas”, continúa la gerente, que además agradece el apoyo de la consejería de Sanidad de la región. La comunidad impulsa en su estrategia un plan de humanización, por lo que esta idea encaja perfectamente con este objetivo. No obstante, tampoco era la primera vez que se realizaban programas con animales. Recuerda que hubo uno anterior con perros para terapias asistidas, en los que se compartían experiencias simultáneas y comprobaban los beneficios de “romper la barrera de la rutina”. Fue el pasado 20 de septiembre cuando se celebró la gala de entrega de premios, en la sede del Colegio de Veterinarios de Madrid. Hasta allí asistieron Ángel de Oteo, director general de Agricultura, Ganadería y Alimentación de la Comunidad de Madrid; Gonzalo Giner, veterinario, escritor y el presidente de Colvema, y Felipe Vilas, este último el encargado de entregar el premio al centro de salud. Mejoras en la salud de pacientes Las ventajas de implantar un programa de este tipo en un hospital son patentes y no requieren de una monitorización o recopilación de datos, como podría ocurrir en otros ámbitos. Así lo explica Salazar: “Desde el punto de vista del paciente, el estímulo es tan grande que les motiva muchísimo para que se impliquen mucho más en su rehabilitación y en su proceso de recuperación”. Pero también es una terapia beneficiosa para el propio animal que, como recuerda, era feliz al lado de su propietaria. Las situaciones agradables hacen que el cerebro libere endorfinas y aumente el bienestar de la persona. Como consecuencia, disminuye la ansiedad, mejora el estado de ánimo y permite conciliar mejor el sueño. Es, por tanto, una medida coste-efectiva y de gran ayuda. Hasta el punto de que, en el caso de la mujer ingresada, ella empezó a pedir trabajar en rehabilitación de mañana y de tarde. Hay que destacar que el Hospital Guadarrama atiende a bastantes personas mayores, algunas de ellas con un “importante problema de soledad”, lo que evidencia aún más los aspectos positivos de pasar tiempo con una mascota. “Tiene sentido que en hospitales con estancias largas se facilite este tipo de programas”

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