IM VETERINARIA #52

32 im veterinaria Sofía Pizarro comenzó en la profesión haciendo urgencias y trabajando en pequeños consultorios. Más tarde entró a trabajar en una clínica veterinaria en Avilés y, posteriormente, en una otra en Lugones. Por último se unió a la plantilla de un gran hospital veterinario donde trabajó durante 21 años: “Allí padecí lo que sufrimos muchos de los profesionales de este sector que fue el hecho de verte absolutamente devastada como persona y como profesional”. El agotamiento o burnout “nos termina destrozando porque es tanta la cantidad de conocimientos que tienes que saber que nunca llegarás a saberlo todo, y no conoces tus límites”. Sofía Pizarro nos relata ese sentimiento de impotencia cuando te sientes corto porque no puedes abarcar todo lo que quisieras. Esto fue lo que le empujó finalmente a abrir Clínica Veterinaria El Parque. “A partir de entonces decidí que iba a ejercer una medicina absolutamente honesta”, detalla. Esto fue posible gracias al apoyo de su familia y de sus más allegados. Se trataba de una pequeña clínica que se encontraba en aquel momento en traspaso porque el veterinario se iba a jubilar. “Era una de las primeras clínicas que abrieron en Gijón, y decidimos irnos para allá”. Desde entonces no ha parado de crecer. Reivindica la humanidad y honestidad de los profesionales veterinarios. “Desde el punto de vista humano, somos todos muy buenas personas”, pero estamos ante una profesión con gran estrés y autoexigencia. Y es que según AVMA (Asociación Americana de Medicina Veterinaria), uno de cada veinte veterinarios sufre problemas psicológicos, y los profesionales de 45 años o menos tienen más probabilidades de experimentar angustia psicológica grave que los veterinarios varones mayores y la población en general. Ella se define como una buena veterinaria de cabecera, aunque también “hay muy buenos profesionales en cada uno de los ámbitos de esta profesión”. Recientemente ha recibido el premio Ignacio Menes de Investigación de manos del Colegio de Asturias: “Mi objetivo cuando recibimos este galardón era que se reconociera la labor que había ejercido cada una de las personas que intervinieron en el diagnóstico de este caso”. En definitiva, la actividad veterinaria es una labor de equipo, o no es. Según nuestra entrevistada, se debería invertir sin tapujos en investigación en oncología. “Hay diferentes factores, sobre todo epigenéticos, que están influyendo en que nuestras mascotas -concretamente los perros- padezcan, por ejemplo, cáncer en el planeta, y esto es algo sobre lo que hay que actuar”. Aquí apostar por la investigación es clave. Sofía Pizarro es el mejor ejemplo de cómo los grandes logros no tienen por qué ir asociados a grandes empresas ni extensos conglomerados. Desde una pequeña clínica en Gijón, y gracias al apoyo y colaboración de otros profesionales y especialistas veterinarios, puede verse recompensado ese esfuerzo a veces invisibilizado, pero fundamental, del día a día del veterinario como valedor de la salud de todos. Sofía Pizarro (Clínica Veterinaria El Parque, Asturias) “El burnout nos termina destrozando porque es tanta la cantidad de conocimientos a adquirir que nunca llegarás a saberlo todo”

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