30 im veterinaria ¿Cómo ha evolucionado el papel del veterinario en los últimos años? ¿Cómo ha afectado la crisis a la profesión? ¿Cuáles son los retos de futuro? En A pie de calle nos acercamos a los profesionales del sector para responder éstas y otras preguntas. COMUNIDAD A pie de calle Licenciada en veterinaria por la Universidad de Zaragoza, Amaia Bernaola decidió emprender por su cuenta y montar una clínica veterinaria en Bakio tras trabajar en una clínica de pequeños animales durante tres años y medio. “En el pueblo costero de veraneo es completamente distinto el trabajo según la época del año en la que te encuentres”, señala. Una cosa que tenía clara es que no quería ser autónoma, “y como siempre he entendido el trabajo como algo colectivo, responsabilidad tanto del propietario como del trabajador, en el que todas las partes deben cooperar entre sí para el mejor funcionamiento del mismo, me decanté por crear una cooperativa, en la que tanto mi socia (auxiliar) como yo, tenemos participación en las decisiones a tomar, así como la responsabilidad del funcionamiento óptimo de la clínica”. En cuanto a su trabajo, “durante todo el año trabajo como atención primaria, enfatizando en la prevención mediante la vacunación y desparasitación de las mascotas que acuden a nuestro centro de forma habitual, apoyándonos siempre en distintos especialistas y hospitales grandes a los que derivar casos siempre que no podamos seguir atendiéndolos de forma adecuada”. Para fomentar la prevención, “implantamos hace ocho años planes de salud mediante los cuales nos aseguramos que exploramos a nuestros pacientes cuatro veces al año, pudiendo detectar anticipadamente diversos problemas y poner tratamiento lo antes posible”. Al mismo tiempo, “nos esforzamos en intentar concienciar a las personas de la importancia de la salud de las mascotas como prevención de zoonosis y primera barrera ante la Salud pública”. En la época de verano, además, “aumenta la carga de trabajo de forma importante, ya que la población de mascotas se multiplica por cinco, como mínimo, y debemos atender casos agudos y pequeñas urgencias de estos nuevos pacientes”. Del mismo modo, también “llevar el seguimiento de patologías previamente diagnosticados por sus veterinarios habituales, lo que conlleva emitir numerosos informes para estos veterinarios”. Otro campo que no les ha quedado más remedio que tocar es el de la exportación de animales, “ya que en el municipio contamos con un aparcamiento de autocaravanas y, dada la cercanía a puertos de Ferris y fronteras con Francia, existe un goteo constante de viajeros que nos solicitan la cumplimentación de los pasaportes y documentación de los animales para poder seguir viajando con ellos, así como información sobre los requisitos para viajar fuera de la Unión Europea”. En su opinión, para mantener una fidelización de los clientes, “al menos en el tipo de clínica que ejercemos, es muy importante el trato cercano con las personas que acuden a consulta”. En este sentido, “la comunicación abierta, directa y tratar de explicar las cosas de la forma más sencilla y veraz es fundamental”. Bernaola considera que como colectivo “deberíamos apoyarnos más, conocernos entre nosotros, al menos los compañeros más cercanos, y poder contar los unos con los otros”. Para que las autoridades competentes y las personas de a pie “nos tomen en serio y empiecen a contar con nosotros, debemos unirnos, ya sean patronales, sindicatos, asociaciones o colegios”. Aunque algunas veces, “el mayor enemigo de nuestra profesión somos nosotros mismos, que no valoramos nuestro trabajo como debiéramos y no sabemos hacer ver a la sociedad lo importante que es”. Amaia Bernaola (C.V. Keinu, Vizcaya)
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