34 im veterinaria y honestamente y exponer siempre la verdad. La confianza es una cualidad que cuesta mucho ganar, pero, una vez la pierdes, no existe ningún manual que te diga cómo recuperarla”. En cuanto a la sostenibilidad de la clínica veterinaria, Susana Pumarega considera que pasa por la especialización. “Junto al desarrollo de los diferentes campos de especialización, también hay que ofrecer a los propietarios un servicio integral rápido y seguro: sanitario, diagnóstico, quirúrgico, legal, etc.”, apunta. El futuro hoy en día es incierto, sobre todo con la entrada de los fondos de inversión en el campo de la veterinaria. “Estos centros necesitan generar unos beneficios, y en ocasiones realizan pruebas a animales que no son necesarias”. Esto, como es lógico, repercute en la imagen del colectivo. “Contribuye a deteriorar la profesión y devaluar nuestra gran contribución a la salud de la sociedad en su conjunto”, valora. Susana Pumarega (C.V. Draco, Madrid) “Nos ofrecimos voluntariamente durante la Covid-19 a colaborar con la sanidad humana, y no fuimos escuchados” Desde que se licenciara en la década de los 80 hasta ahora, Susana Pumarega no ha hecho más que crecer en pro de la veterinaria. Actualmente es titular de la Clínica Veterinaria Draco en Madrid, y profesora y administradora desde 2018 en Cevets, centro de enseñanza de ATVs. “En los 40 años que llevo ejerciendo, todo ha cambiado. Evidentemente evolucionan los protocolos, tratamientos, diagnósticos, materiales, métodos quirúrgicos, aparataje, etc.” A modo de ejemplo, la radiografía. La digitalización de una radiografía permite una definición de la imagen que anteriormente con el revelado manual no se podía obtener. Pero también vemos esos cambios en “los analizadores bioquímicos, hormonales y hematológicos, que permiten establecer diagnósticos en 30 minutos ¡Lo cual antes era absolutamente impensable!” Durante la pandemia de la Covid-19, los veterinarios arrimaron el hombro, pero ¿se ha visto recompensado o al menos reconocido? “Absolutamente no, nos ofrecimos voluntariamente durante la Covid-19 a colaborar con la sanidad humana, y no fuimos escuchados”. Para Susana Pumarega, el principal problema actual es de origen económico. “Soportamos un IVA del 10% cuando compramos cualquier fármaco (vacunas, tratamientos, etc.) y, sin embargo, tenemos que repercutir el 21% en nuestros clientes. Esto supone un escalón de 11 puntos que en pagos trimestrales son ruinosos”. Debido a esta situación, muchas clínicas pequeñas han cerrado con el perjuicio que ello conlleva. De hecho, una de las principales demandas que tiene Susana Pumarega es la vuelta al 10% en la tasa impositiva. “Si no se logra la disminución de un IVA que actualmente es injusto, será muy difícil la supervivencia de muchas clínicas”. Asimismo, Susana Pumarega apuesta en su clínica por la profesionalidad y la sinceridad. “Debemos comportarnos profesional
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