IM VETERINARIA #15

69 im veterinaria A vances en las habilidades individuales y en la inte- racción de grupo, mejora en los movimientos y en la capacidad de atención, reducción de movimien- tos repetitivos, mayor autonomía motriz y perso- nal y reducción del nivel de frustración en el desarrollo de los ejercicios son algunos de los principales progresos que, al tér- mino de la primera fase del proyecto “Un perro, un niño feliz”, han manifestado los niños que han participado en él. Puesto en marcha en enero de 2018 por la Fundación Ana Carolina Díez Mahou, bajo la coordinación de la Oficina de Intervención Asistida con Animales de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) y el patrocinio de la empresa Dingonatura, especializada en nutrición natural para mascotas, el proyecto ha permitido que en estos seis meses ocho menores de entre tres y siete años y con enfermedades neuromusculares y mitocondriales hayan formado parte de un programa de terapia asistida con perros adiestrados, donde el objetivo principal era mejorar su calidad de vida, así como potenciar su desarrollo motor y su indepen- dencia. Todo ello, en un ambiente lúdico y lleno de estímulos para ayudarles a descubrir el mundo que les rodea. En una rueda de prensa para presentar los resultados del pro- grama, Javier Pérez-Mínguez , director de la Fundación Ana Ca- rolina Díez Mahou , explicó que “el trabajo se ha hecho con dos grupos de cuatro niños cada uno, en un total de 12 sesiones de 45 minutos cada una, y hemos visto que la terapia con perros junto con fisioterapia y musicoterapia han supuesto un gran avance en los niños a nivel de interacción, comunicación y desarrollo mo- tor”. Para él no sólo han sido importantes los “ avances cuanti- tativos y cualitativos” logrados con las sesiones, sino también “todos los pequeños hitos diarios que permiten que no existan tantas barreras físicas ni psíquicas en estos ocho niños y niñas y que para las familias son tan importantes”. Unos resultados que, según dijo, “son fruto del gran trabajo conseguido entre todos ”. Indicó asimismo que, “seguiremos trabajando como siempre para mejorar la calidad de vida de los niños que lo necesitan“. Desde su nacimiento, en diciembre de 2011, la Fundación Ana Carolina Díez Mahou se ha propuesto como objetivo la mejora de la calidad de vida de niños con enfermedades neu- romusculares y mitocondriales y sus familias. En este sentido, Pérez-Mínguez resaltó que, a través de sus cuatro áreas princi- pales de actuación, terapias y ayuda directa, formación, ocio y tiempo libre e investigación, “acompañamos a los niños en todo ese largo y duro camino lleno de aprendizaje y superación, y a los padres les ayudamos a participar de forma directa y activa en el desarrollo de sus hijos”. Datos muy positivos A pesar de que seis meses en la vida de estos menores es un periodo relativamente corto para establecer conclusiones definitivas dadas sus complejas necesidades, la evaluación realizada por el equipo de terapeutas participantes en el pro- yecto arroja datos muy positivos respecto de la evolución de los niños . Luz Jaramilla , terapeuta responsable del proyecto , señaló que la guía de los terapeutas junto con la interacción con los perros, han facilitado en los niños la creación de lazos emocionales que mejoran sus capacidades individuales y su autonomía. Según expuso, “se han visto notables avances en las habilidades de interacción de grupo, y eso ha hecho que despe- garan también los logros motores y que desarrollaran unamayor autonomía al término del programa”. Comentó también que “incluso se ha visto que el simple acompañamiento de los perros en algunos ejercicios en los que no participaban directamente servía a los niños para motivarles, relajarles y bajar su nivel de frustración”. Y añadió que algunos niños complementaron los ejercicios previstos en cada reunión con sesiones de fisiotera- pia, lo cual “ha permitido un afianzamiento en la consecución de los objetivos comunes planteados desde las dos áreas, así como una posibilidad de valoración de la generalización de los hitos alcanzados”. El papel supervisor de la Universidad En cuanto a la intervención de la Universidad Rey Juan Carlos en el desarrollo del proyecto, el vicerrector David Ortega de- claró que no es normal que la Universidad tenga una unidad de Intervención Asistida con Animales, pero “es importante devolver a la sociedad lo que ella pone a la Universidad en recur- sos materiales y humanos, y qué mejor que con iniciativas como ésta”. Puso a continuación en valor su papel de “responsabili- dad, de supervisión de todas las acciones y de valoración de resul- tados”. Subrayó además la importancia de fomentar este tipo de proyectos desde el ámbito universitario, ya que “no existe ni en España ni en Europa algo parecido”. Sobre los resultados positivos del proyecto dijo que “estamos ante una puerta nue- va que se va a abrir pero no sabemos lo que vamos a encontrar, aunque esperamos que sea algo muy beneficioso para todos”. Y es que, en su opinión, “en la vida necesitamos noticias positivas como las que está dando ‘Un perro, un niño feliz’, un programa que surgió gracias a personas creadoras que tuvieron una idea y lucharon por sacarla adelante, y eso tiene mucho valor”. Recordó que la Oficina de Intervenciones Asistidas con Anima- les de la URJC se creó recientemente dado el impacto crecien- te que las intervenciones asistidas con animales (IAA) están te- niendo en nuestra sociedad y con la finalidad de hacer visibles sus beneficios. Portavoces de este organismo han menciona- do, entre otros objetivos principales, el de “obtener una base científica y poder presentar conclusiones que nos ayuden no solo a creer en las IAA, en lo positivo que puede hacer un animal en una persona con cualquier tipo de dificultad, sino argumentarlo con datos”. El siguiente paso planteado por la Fundación Ana Carolina Díez Mahou es dar continuidad a este programa que tantos beneficios ha proporcionado a las ocho familias participan- tes y ampliar el número de niños que asistan a las terapias. Al respecto Javier Pérez-Mínguez adelantó que “en septiembre de este año se pondrá de nuevo en marcha el proyecto, con 16 ni- ños. Incluso estamos pensando en crear un grupo especial para padres, con el fin de que trabaje también con un psicólogo y con perros al mismo tiempo que sus hijos” .

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