IM VETERINARIA #13 ANUARIO

67 anuario 2018 ñolas, a lo que González añade que“ nuestra especialidad continúa sufriendo cierto intrusismo profesional por parte de algunos colec- tivos”. Manejo conpoco estrés Entre los grandes progresos experimentados en los últimos años en este ámbitodestaca los estudios que handesarrolladodistintas escalas paramedir el comportamiento, los trabajos sobre el víncu- lo mascota-propietario, “que permiten comprender mejor cómo en- frentarse a estos problemas”, y los avances en el manejo con poco estrés (Low Stress Handling) , “que suponen la implementación en la clínica veterinaria y en casa de medidas beneficiosas tanto para el animal como para el veterinario”. Sin embargo, cree necesario se- guir avanzando e investigando sobre el diagnóstico y tratamien- to de los distintos problemas de comportamiento. En su opinión, “nos queda mucho por saber, por ejemplo, en el campo de la psico- farmacologíaaúnestamosalgo limitados; necesitamosmás estudios sobre distintos fármacos”. Reconoce que en España contamos con importantes grupos de investigación en Etología desde hace tiempo. Al respecto, co- menta que haciendo una pequeña búsqueda se pueden encon- trar artículos muy interesantes sobre el vínculo humano-animal, agresividad canina y felina, ansiedad por separación, síndrome de disfunción cognitiva, comportamiento de cachorros, bienes- tar animal, emotional eating, entre otros . “En ese sentido, debemos estar orgullosos de la calidad con la que se trabaja en nuestro país, pero probablemente aumentaría si las ayudas para la investigación también lo hicieran”, incide. Asimismo asegura que tenemos muy buenos especialistas, a quienes reconoce como cualidades fundamentales para una buena práctica profesional el “estar siempre actualizados, tener empatía tanto con el animal como con el propietario, y tener paciencia, ya que tratamos con problemas crónicos y con planes de trabajo a largo plazo, por lo que hay que ser pacientes para ver los resultados”. ello, recuerda que el comportamiento “es el resultado de una serie de caracteres heredados y de la influencia que ha tenido el ambiente sobre el animal”. De esa forma, es posible aplicar diversas medidas preventivas, entre las que destaca “realizar una cría responsable en la que no se crucen animales con problemas de conducta; adoptar a la edad adecuada, dejando que pasen el tiempo suficiente con su madre y hermanos; realizar una socialización adecuada; utilizar técnicas de educación basadas en el refuerzo positivo; s er consis- tentes en el trato del animal en casa, y ofrecerle un enriquecimiento ambiental”. Loprimero, anamnesis Cuando un perro presenta algún problema de comportamiento, el primer paso en la consulta del experto es realizarle una anam- nesis exhaustiva. González explica que normalmente se sigue un cuestionario y se observa el comportamiento del animal en con- sulta o en su ambiente, muchas veces mediante vídeos. “Además, se le exploray se realizanuna seriedepruebas complementarias para descartar patologías orgánicas, que pueden variar según el caso: he- mograma, perfil bioquímico, pruebas hormonales, ecografía, radio- grafía, TAC, RM”, puntualiza . Para el abordaje clínico se suele trabajar con una serie de herra- mientas básicas que esta experta enMedicina del Comportamien- to Animal resume en “modificación del ambiente en el que vive el animal, modificación de la conducta del animal, psicofármacos, nu- tracéuticos, feromonas y, en algunos casos, castración”. En su opinión, cada problema de comportamiento tiene un trata- miento específico, que consiste en combinar algunas o todas esas herramientas y que se debe adaptar al ambiente y al animal en concreto. Recalca que “cuando tratamos individuos conagresividad es esencial modificar el ambiente y la conducta del animal para con- seguir evitar los riesgos”. Por otra parte, estima que el papel que desempeña el propietario en estos casos es esencial, dado que “probablemente tengaqueha- cermodificaciones en suambiente, yhade estar deacuerdoconellas, y ha de participar en lamodificaciónde conducta del animal”. Especialidad enauge En otro orden de cosas, preguntada sobre la especialidad de la Etología y Medicina del Comportamiento dentro del ámbito de la Veterinaria, la doctora cree que es una rama muy importante “que nos permite diferenciar, por ejemplo, si un animal está enfermo o sano por su comportamiento, prevenir que un animal con conduc- tas agresivas haga daño a personas o a otros animales o mejorar el bienestar de muchos de nuestros pacientes”. Asimismo la valora como una especialidad en auge: “Cada vez hay más formación y los veterinarios somos más conscientes de que los animales con problemas de conducta deben ser atendidos por un compañero con conocimientos en Etología Clíni- ca”. A pesar de ello, la Etología Clínica o Medicina del Compor- tamiento aún no es una asigna- tura obligatoria en la mayoría de los planes de estudio de las facultades de Veterinaria espa- “En el campo de la psicofarmacología estamos limitados; necesitamos más estudios sobre dis- tintos fármacos” Diplomada Europea Doctora en Veterinaria por la Universidad de Santiago de Compostela, máster en Etología Clínica y Bienestar Animal por la Universidad de Zaragoza y diplomada del European College of Veterinary Behavioral Medici- ne-Companion Animals (ECVBM-CA), ejerce su labor facultativa en el Hospital Veterinario Universitario Rof Codina, donde es responsable del Servicio de Etolo- gía Clínica. Está acreditada por Avepa en Medicina del Comportamiento y en la actualidad es presidenta del Grupo de Etología Clínica de esta asociación.

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