IM VETERINARIA #13 ANUARIO

anestesias repetidas al precisar que el animal esté completa- mente inmóvil. Por otra parte, en los últimos cinco años se han diseñado nuevas terapias y fármacos para el tratamiento oncológico específico para pequeños animales que, en opinión de la ex- perta, “ofrecen posibilidades muy interesantes”. Estos nuevos tratamientos se basan en el uso de terapias inmunológicas, como las vacunas desarrolladas para reconocer y matar células neoplásicas o estimulantes de la inmunidad anticancerígena, y terapias dirigidas, como los inhibidores de la tirosina quina- sa o los anticuerpos monoclonales, ya disponibles en EE.UU. para su uso en el linfoma canino. “Su aparición nos ha aportado unos resultados muy esperanzadores en tumores con poca res- puesta a la quimioterapia o resistentes a múltiples tratamientos citotóxicos”, explica Rollón. Señala también que muy a menudo estas terapias se combinan, de forma que un paciente puede operarse y después tratarse con quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia y terapia dirigida. A nivel menos práctico, indica que existen muchos tratamien- tos muy sofisticados que todavía no pueden aplicarse de for- ma rutinaria, pero en general “la mejor preparación de los ciru- janos permite que cada vez se realicen intervenciones quirúrgicas más agresi- vas con mejores resultados”. La importancia de prevenir Además de los tratamientos, hay un factor fundamental para la doctora encaminado a limitar el desarrollo del cáncer, y es concienciar a los pro- pietarios de animales domésticos la importancia de establecer medidas preventivas. Insiste en que, al ser el cáncer en los animales una enferme- dad geriátrica (lo padecen más los mayores que los más jóvenes), las va- cunaciones, la alimentación de buena calidad y los avances en medicina ve- terinaria hacen que aumente la edad media de las mascotas, con lo que es mucho más probable que se produz- ca enfermedad oncológica. Y aparte de la edad, no pueden olvidarse otros factores que también la favorecen, como los genéticos, la radiación ultra- violeta, la influencia de determinados virus, la exposición al humo o a contaminantes ambientales, la tendencia a la obesidad o factores relacionados con la dieta. En su opinión, el conocimiento de los tipos tumorales más frecuentes y de los factores que favorecen su aparición pro- porciona la información necesaria para diseñar una mejor pre- vención. “Es importante destacar la eficacia de la esterilización para prevenir tumores mamarios o del aparato reproductor, de la vacunación frente a los virus que favorecen el cáncer en gatos, y de las revisiones frecuentes para detectar, lo más precozmente posible, un proceso oncológico”, afirma. Y es que, según refie- re, en España, el tipo de cáncer más frecuente en las mascotas es el de mama, al no estar tan generalizada la esterilización temprana como sucede en otros países. Por eso no se inhibe la influencia hormonal que conduce al desarrollo de los tumores mamarios. Los tumores cutáneos o de piel son también muy frecuentes, sobre todo en el perro, mientras en los gatos se dan más casos de tumores linfáticos, muchos de ellos relacio- nados con la exposición a virus. “En perros machos no castrados son también muy frecuentes los tumores testiculares y otros de- pendientes de las hormonas sexuales, como los de las glándulas perianales”, dice Eva Rollón. “Los propietarios son cada vez más exigentes en la búsqueda de atención para su mascota como paciente oncológico” 56 im veterinaria

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