Un estudio realizado por veterinarios de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) analiza los efectos de la administración crónica de CBD en perros sanos. El artículo Tolerability of long-term cannabidiol supplementation to healthy adult dogs, publicado en la revista Journal of Veterinary Internal Medicine, muestra el resultado de esta investigación, ...
Un estudio realizado por veterinarios de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) analiza los efectos de la administración crónica de CBD en perros sanos. El artículo Tolerability of long-term cannabidiol supplementation to healthy adult dogs, publicado en la revista Journal of Veterinary Internal Medicine, muestra el resultado de esta investigación, en la que se seleccionaron tres grupos de perros sanos a los que se administraron, durante 36 semanas, placebo, 5 mg/kg/día de CBD y 10 mg/kg/día de CBD, en función del grupo al que pertenecían.
El cannabidiol se utiliza con frecuencia en Veterinaria para el tratamiento de procesos inflamatorios y neurológicos, debido a su efecto calmante. Este compuesto se une a los receptores cannabinoides 1 y 2 (CB1 y CB2, respectivamente). Los receptores CB1 se localizan en el sistema nervioso central, mientras que los receptores CB2 se encuentran en células del sistema inmune del intestino, las tonsilas y el bazo, por lo que estos receptores intervienen en la liberación de neurotransmisores y citoquinas inflamatorias, respectivamente. Todo ello se traduce en que, al inhibir estos receptores, el CBD ayuda a mantener la homeostasis orgánica y reducir la inflamación.
La mayoría de los estudios llevados a cabo en modelos caninos estudian los efectos secundarios producidos por la administración de CBD a corto plazo. Sin embargo, algunas patologías crónicas, como la ansiedad, la osteoartritis o la epilepsia, requieren de tratamientos con CBD a largo plazo, por lo que resulta fundamental conocer la tolerancia de perros sanos a dicha terapia.
En el estudio realizado, los autores no detectaron diferencias significativas en cuanto a los signos clínicos entre el grupo control y el grupo que recibió 5 mg/kg/día de CBD. Por el contrario, en el grupo que recibió la dosis mayor (10 mg/kg/día) observaron una mayor frecuencia de heces blandas y diarrea. Esto pudo deberse a que, con el fin de administrar la misma cantidad de aceite en todos los grupos, la concentración del líquido empleado en el grupo de mayor dosis era de 100 mg/ml, lo que pudo irritar el aparato gastrointestinal.
Incremento de la actividad de la fosfatasa alcalina
En cuanto a los parámetros bioquímicos, los dos grupos que recibieron CBD mostraron un incremento en la actividad de la fosfatasa alcalina (ALP, por sus siglas en inglés). Al cabo de los 9 meses de tratamiento, el valor de la ALP era de casi el doble del límite normal en los perros que recibieron 5 mg/kg/día, siendo este valor semejante en aquellos a los que se administraban 10 mg/kg/día.
No obstante, los autores concretan que "la actividad de la ALP puede verse afectada por la frecuencia de administración del cannabidiol, la vía de administración, la raza del perro o su tamaño", por lo que se deben tener en cuenta todos estos factores al analizar los datos.
Aunque el aumento de la actividad de la fosfatasa alcalina no es indicativo de una lesión hepática, sí que se ha demostrado en hígados humanos que dosis de CBD superiores a las empleadas en este estudio alteran la actividad del citocromo P450. Por lo tanto, aunque en esta investigación se midieron marcadores hepáticos (ácidos biliares pre y postpandriales, ALT, AST, GGT y bilirrubina) y no se detectaron valores fuera de lo normal, los autores recomiendan monitorizar la salud del hígado en aquellos pacientes que reciban dosis elevadas de CBD durante largos periodos de tiempo.
Por lo tanto, se concluye que el uso a largo plazo de 5 mg/kg/día de CBD no presenta riesgos, mientras que se debe tener cuidado con la administración crónica de 10 mg/kg/día, ya que puede producir problemas gastrointestinales. Además, se recomienda monitorizar los marcadores hepáticos debido al riesgo de que, a dosis mayores, pueda afectarse el hígado.