Los consejos del GrETCA sobre el uso de la acepromacina en problemas de fobias en perros

Este colectivo desaconseja su uso como tratamiento único, así como el de métodos basados en el castigo y en la inundación, en favor de fármacos más seguros.

07/03/2017

Artículo publicado por el GrETCA (AVEPA) Tradicionalmente el uso de moléculas como la acepromacina para tratar de manera aguda problemas de miedo a los ruidos en perros ha sido muy frecuente. De hecho, todavía es uno de los fármacos de elección más empleados por los veterinarios generalistas como prescripción, sin terapia ...

Artículo publicado por el GrETCA (AVEPA)

Tradicionalmente el uso de moléculas como la acepromacina para tratar de manera aguda problemas de miedo a los ruidos en perros ha sido muy frecuente. De hecho, todavía es uno de los fármacos de elección más empleados por los veterinarios generalistas como prescripción, sin terapia de modificación de conducta aparejada, para dichos problemas.

Por ello y porque este uso no conlleva la mejoría del paciente, sino más bien el empeoramiento del bienestar del animal durante los eventos traumáticos, queremos desaconsejar, como grupo de etología, su utilización como tratamiento único en problemas de fobias a los ruidos en el perro.

El objetivo del uso de farmacoterapia en las fobias puede encaminarse hacia dos vertientes:

• Aliviar los síntomas del animal durante un suceso amenazante a corto plazo.

• Como coadyuvante en un programa de modificación de conducta a largo plazo.

Los síntomas que puede presentar un animal con fobia a ruidos son los de una respuesta fisiológica de miedo exagerada y que no concuerda con la magnitud del estímulo: temblores, midriasis, jadeo, ansiedad, hipersalivación, intentos de huida o de esconderse, micción y defecación, destructividad, deambulación, etc. En el uso tradicional de este fármaco, lo que se pretende es que el animal no sienta miedo en eventos que lo podrían desencadenar. Sin embargo, esto no es eso lo que se consigue en realidad.

La acepromacina es un fármaco del grupo de los neurolépticos. Su mecanismo de acción trata de bloquear los receptores dopaminérgicos en los ganglios basales y sistema límbico. Produce además depresión del sistema nervioso central, que conlleva sedación e incoordinación. Pero la acepromacina tiene un defecto principal que la hace no deseable para su uso en las fobias, y es que disminuye las respuestas motoras pero apenas afecta a la percepción sensorial.

Por consiguiente, el resultado final que obtenemos es un perro cuya respuesta motora está disminuida, pero que seguirá percibiendo el estímulo como amenazante. Esto se traduce en un incremento del estado de ansiedad, una merma del bienestar del animal y, en ocasiones, un agravamiento de la fobia. Otro dato añadido, y que empeora su recomendación de uso, es que desinhibe la conducta agresiva, con la consiguiente peligrosidad que ello conlleva para el propietario.

Por lo tanto, desde este colectivo desaconsejamos totalmente su uso como tratamiento único, así como el de métodos basados en el castigo y en la inundación, en favor de fármacos más seguros, tratamientos de modificación de conducta guiados científicamente teniendo en cuenta los principios del aprendizaje animal, y prevención, herramienta mediante la cual podremos conseguir resultados muy satisfactorios en cuanto a la disminución de la frecuencia y la gravedad de presentación de los síntomas.