Diagnóstico y tratamiento en un caso de pododermatitis plasmocitaria felina

Se describe el caso de un gato con signos clínicos de pododermatitis plasmocitaria, un trastorno inflamatorio de las almohadillas plantares. El examen histopatológico confirma el diagnóstico y se establece un tratamiento sistémico con prednisolona, sin obtener resultados. Como alternativa al tratamiento con glucocorticoides, se opta por el tratamiento sistémico con doxiciclina, consiguiendo una remisión completa de los signos clínicos en diez semanas. Un año después de finalizado el tratamiento con doxiciclina, no ha habido recurrencia de los signos clínicos.

22/11/2018

La pododermatitis plasmocitaria en el gato es una enfermedad inflamatoria plasmocítica de las almohadillas; se vuelven blandas, esponjosas, con unas estrías hiperqueratósicas entrelazadas. Afecta con más frecuencia a las almohadillas metacarpianas y metatarsianas, pero también puede afectar a las digitales. Puede haber sólo una almohadilla afectada. Es una rara afección ...

La pododermatitis plasmocitaria en el gato es una enfermedad inflamatoria plasmocítica de las almohadillas; se vuelven blandas, esponjosas, con unas estrías hiperqueratósicas entrelazadas. Afecta con más frecuencia a las almohadillas metacarpianas y metatarsianas, pero también puede afectar a las digitales. Puede haber sólo una almohadilla afectada. Es una rara afección dermatológica descrita exclusivamente en los gatos, y no existe predisposición por sexo, raza o edad.

Aunque no se conoce la patogenia exacta de este trastorno, la hipergammaglobulinemia persistente, la infiltración tisular intensa de células plasmáticas y la respuesta positiva a los glucocorticoides indican una causa inmunomediada.

El diagnóstico se basa en la anamnesis, examen clínico y citológico, pero es necesario el examen histopatológico para hacer el diagnóstico definitivo.

A continuación, se exponen los signos clínicos, pruebas diagnósticas y tratamiento de un caso de pododermatitis plasmocitaria felina.

Anamnesis

Se presenta en la consulta veterinaria un gato común europeo, macho, castrado, de cinco años de edad, por presentar cojera de la extremidad posterior derecha de dos días de evolución y lamido constante de la misma. No hay antecedentes conocidos de traumatismo, ni otros datos que indiquen afectación sistémica.

El paciente hace vida casi exclusiva en el interior de la casa. Esporádicamente se le permite el acceso a un jardín comunitario. Convive con un perro que no presenta ningún signo de enfermedad. Su alimentación se basa en una combinación de alimento seco y húmedo para gatos esterilizados. El control de parásitos externos se realiza una vez al mes mediante la aplicación tópica de fipronilo 50mg (Effipro® spot-on; Virbac). El tratamiento preventivo contra parásitos intestinales se realiza cada tres meses con pirantel y praziquantel comprimidos (Drontal®; Bayer). Asimismo, se vacuna cada año frente al herpesvirus felino, calicivirus, virus de la panleucopenia felina y virus de la leucemia felina (Purevax®; Merial).

Examen clínico

El paciente presenta un peso corporal de 5 kg (condición corporal 3/5) y una temperatura rectal de 38,5 º C. En la exploración de la extremidad posterior derecha se observa inflamación de la almohadilla metatarsiana, e inflamación y ulceración de una de las almohadillas digitales (figura 1). La almohadilla ulcerada es dolorosa (se establece dolor leve según la escala de dolor de la Universidad de Colorado, Peter Hyllier et al.) y se relaciona directamente con la cojera. Al explorar las otras tres extremidades, se observa que todas las almohadillas centrales están inflamadas, y ninguna de las almohadillas digitales (figura 2). Al tacto, todas las almohadillas inflamadas se presentan blandas y esponjosas, con estrías hiperqueratósicas, no dolorosas a la palpación. No se observa linfadenopatía regional, ni ninguna otra anomalía en la exploración física general.

Diagnóstico diferencial

Aunque los signos clínicos son muy indicativos de pododermatitis plasmocitaria felina, otras causas posibles de inflamación y ulceración de las almohadillas incluyen el virus de la inmunodeficiencia felina (FIV), granuloma eosinofílico, dermatosis autoinmune (pénfigo foliáceo), dermatitis irritativa de contacto, pioderma o micosis profunda, y más raramente, una dermatofitosis, un eritema multiforme post-herpético o una epidermolisis bullosa distrófica.

Técnicas diagnósticas

Se realiza el examen citológico de las muestras tomadas mediante punción-aspiración con aguja fina de las dos almohadillas metatarsianas, las dos metacarpianas y la digital afectada. Asimismo, se realiza una impronta cutánea de la lesión ulcerada. La toma de muestras se lleva a cabo sin necesidad de sedar al paciente. Las muestras obtenidas se tiñen con una tinción de tipo Romanowsky (Diff-Quick) para ser observadas al microscopio óptico.

En las cinco muestras de aspirado se observan células plasmáticas, con núcleo excéntrico redondeado y citoplasma basófilo, y abundantes eritrocitos. La citología de la impronta cutánea revela la presencia de células plasmáticas, eritrocitos y neutrófilos. El estudio citológico no aporta pruebas que hagan sospechar de un proceso eosinofílico, ni bacteriano.

Para descartar otras causas de afección de las almohadillas, y hacer un diagnóstico definitivo de pododermatitis plasmocitaria felina, es necesario el examen histopatológico.

Siguiendo las recomendaciones de Patel et al. (2010), se realiza una biopsia profunda de la almohadilla digital, en el borde de la úlcera, con punch y se sutura. Para realizar la toma de muestras se seda al paciente con una combinación de dexmedetomidina (Dexdomitor® solución inyectable; Orion Pharma) vía intramuscular, a dosis 0.02 mg/kg y butorfanol (Torphasol® solución inyectable; Esteve) vía intramuscular, a dosis 0.2 mg/kg de peso. La muestra obtenida se fija en formol al 10% y se envía al laboratorio de histopatología.

El estudio histopatológico revela acantosis e hiperqueratosis de la epidermis, con áreas de espongiosis y ulceración. La dermis y la hipodermis se caracterizan por presentar un infiltrado inflamatorio difuso, predominantemente plasmocítico, con escasos linfocitos, algunos neutrófilos y la presencia de algunas células plasmáticas con cuerpos de Russell. Todos los hallazgos histológicos observados son compatibles con una pododermatitis plasmocitaria felina.

Se realiza la detección de anticuerpos contra el virus de la inmunodeficiencia felina, por su asociación con la pododermatitis plasmocitaria. Para ello se emplea un test rápido en sangre (®Speed Duo FeLV/FIV; Virbac) que detecta anticuerpos específicos frente a una glicoproteína del virus de la inmunodeficiencia felina y antígenos de la cápside del virus de la leucemia felina. La lectura es negativa, tanto para la detección de antígenos como de anticuerpos.

Teniendo en cuenta que no existen signos de afectación sistémica y debido a las restricciones económicas por parte de los propietarios, no se realizan más pruebas como el hemograma, el perfil bioquímico, proteinograma o el análisis de orina habituales.

Artículo de Antía Pérez Pérez, Veterinaria, GPCert(FelP). Clínica Veterinaria Fociños, Bueu, Pontevedra

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