Con un total de 140 colegiados, el Colegio de Veterinarios de Cuenca nació con dos objetivos esenciales: promover la formación especializada, y velar por el control de la actividad profesional. En una provincia que cuenta con nueve clínicas y 14 consultorios, estas cuestiones resultan esenciales. "Somos un colectivo pequeño, pero ejercemos una labor esencial de representación. De hecho, participamos activamente en el Consejo Autonómico y en todas las iniciativas relacionadas con nuestra profesión", asegura Luis Miguel Colmenar, presidente del Colegio de Veterinarios de Cuenca, en su cuarto año al frente de la institución.

Siempre ha estado ligado a los órganos de representación desde hace más de quince años. Además de los cargos institucionales, Luis Miguel Colmenar se dedica al ejercicio libre de la profesión trabajando con animales de granja, rumiantes y, más recientemente, ejerce como asesor de explotaciones de producción animal. "Cuenca es una provincia muy extensa, enormemente despoblada y dedicada principalmente a la actividad agropecuaria, todo lo cual, determina la forma de trabajar de los veterinarios".

Servicio a la población

La escasez de recursos tanto humanos como económicos provoca que la función veterinaria sea entendida en muchas ocasiones como un servicio a la población más que como una propuesta de negocio. "Las determinadas condiciones que nos rodean nos obligan a complementar nuestra actividad en clínica con otras actividades para poder subsistir".

Esta situación se agrava como consecuencia de los efectos de la crisis en la región. "Aquí la actividad agropecuaria ejerce una papel relevante, por lo que nuestra profesión se ha visto implicada como una parte más del mal momento que ha experimentado la economía local", advierte, y añade otros condicionantes externos que han afectado al deterioro de la profesión: "Si a esto le añadimos la detracción de los gastos relacionados con los cuidados de la mascota por parte de los propietarios y el número excesivo de veterinarios, el futuro no es muy esperanzador".

Mayor relevancia social

La falta de reconocimiento social es una de las demandas más reiteradas por el colectivo. El presidente del Colegio de Veterinarios de Cuenca identi­fica las posibles causas: "El incremento notable de la demanda profesional hacia el mundo de las mascotas en todas sus vertientes, principalmente la clínica; la demanda de la especialización; y la sobreoferta de veterinarios por parte de la Universidad".

Frente a ello, propone una mayor implicación del veterinario en aspectos como el bienestar animal, la prevención de enfermedades zoonóticas, el control en la cadena alimentaria y en la conservación del medio ambiente, así como en el uso racional de sustancias antimicrobianas (antibióticos) en animales.

"Otra cuestión clave es la incorporación de las nuevas tecnologías a nuestra profesión. La receta electrónica debe convertirse en una plataforma única que garantice trazabilidad del medicamento para el consumidor". Además de estas mejoras, los avances informáticos contribuirán a "facilitar el diagnóstico de enfermedades y a ayudar con las labores de asesoramiento y de gestión de las explotaciones ganaderas".

Profesión sanitaria

La consideración de la labor veterinaria como una profesión sanitaria más es una prioridad para el Colegio de Veterinarios de Cuenca. "El papel de la veterinaria como profesión sanitaria viene dado por una necesidad social. No en vano, estamos implicados en todos los eslabones de la cadena alimentaria –desde la producción primaria hasta el consumidor– siendo garantes de alimentos seguros y saludables", advierte Luis Miguel Colmenar, y añade: "Además, hay que advertir que muchas infecciones que afectan a humanos son zoonosis siendo el veterinario el filtro y la barrera para su control".

Castilla La Mancha ha puesto en marcha un Programa Zoosanitario Básico para perros, gatos y hurones que obliga a la identi­ficación, la vacunación de rabia, el control de la leishmaniosis y la desparasitación. "Consideramos necesario todo tratamiento que evite riesgo sanitario tanto para la mascota como por su implicación zoonósica".

Un mundo, una salud

El concepto de One Health es el que debe primar según Luis Miguel Colmenar, en la profesión. "Debemos trabajar junto con otras profesiones sanitarias en el concepto de "Un mundo, una salud", donde la interrelación hombre-animal y medio ambiente sea objeto de control y acción común". Pero antes, es necesario tomar conciencia de la gran responsabilidad y trascendencia que ejerce la función veterinaria. "Debemos trabajar unidos para ofrecer soluciones a los problemas que nos plantea la sociedad, y esto implica responder de la mejor forma a lo esperado de una profesión con tan alta responsabilidad y garante de la protección de la salud de las personas".

Entre las cuestiones aún por resolver están una mayor presencia del veterinario en el control de las enfermedades de los animales –especialmente las zoonóticas y enfermedades emergentes–, y promover el rol de liderazgo por parte de los veterinarios en temas como el bienestar animal.

En defi­nitiva, mayor formación especializada, sí, pero también una mayor consideración social de una profesión que tiene importantes implicaciones en la salud tanto animal como humana.

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