En algunos países, el número de perros ha aumentado tanto que ahora supera al número de niños. Mientras que la importancia emocional de los perros está claramente en auge a nivel mundial, sigue sin estar claro si las personas están eligiendo tener perros en lugar de hijos, o si hay ...
En algunos países, el número de perros ha aumentado tanto que ahora supera al número de niños. Mientras que la importancia emocional de los perros está claramente en auge a nivel mundial, sigue sin estar claro si las personas están eligiendo tener perros en lugar de hijos, o si hay otros factores que impulsan esta tendencia. La profesora E. Kubinyi, jefa del Departamento de Etología de la Universidad Eötvös Loránd (ELTE), ha propuesto una teoría revolucionaria en una de las revistas de psicología más importantes del mundo. Según ella, sí existe una conexión entre la tenencia de perros y la disminución de la natalidad humana, pero no en el sentido que podríamos imaginar.
Muchas personas consideran a sus perros como miembros de la familia, y algunas incluso les otorgan un valor superior a sus relaciones humanas. A medida que crece el número de perros, las tasas de natalidad humana disminuyen. "Incluso entre quienes son padres, algunos valoran más a su perro que a cualquier otra persona", señala el estudio.
Una encuesta reciente realizada en Hungría reveló que el 19 % de las personas sin hijos y el 10 % de los padres valoraban a su perro por encima, al menos en parte, de cualquier ser humano. ¿A qué se debe esto? La teoría de Kubinyi, publicada en Current Directions in Psychological Science, trata de explicar este fenómeno sorprendente.
¿Son los perros los nuevos hijos?
"Algunos dicen que los perros son los nuevos niños, mientras que otros consideran esa idea escandalosa", apunta Kubinyi. "El papa Francisco, por ejemplo, ha calificado de egoísta a quien, sin tener hijos, mima a sus mascotas".
Algunos estudios sugieren que los dueños de perros tienen una visión más negativa sobre la maternidad, y que las madres con perros encuentran la crianza más agotadora, lo cual podría reducir su deseo de tener más hijos. En algunos casos, los perros incluso pueden afectar negativamente las relaciones de pareja. Pero esa es solo una cara de la moneda.
La teoría opuesta plantea que tener un perro podría aumentar la fertilidad humana. "Las familias con hijos tienen más probabilidades de tener perros, y algunas parejas ven a su mascota como un 'hijo de práctica', una preparación para formar una familia. Además, las mujeres tienden a ver a los hombres con perros como más atractivos, lo que podría aumentar las posibilidades de paternidad."
Desde esta perspectiva, tener un perro no reemplaza la paternidad, sino que la complementa o la precede.
El perro como conector social... o sustituto emocional
Los perros también pueden actuar como una especie de "pegamento social", facilitando las relaciones humanas -por ejemplo, los paseos con el perro aumentan las oportunidades de interacción social. De esta forma, los perros pueden jugar un papel importante en la creación de redes entre personas.
Sin embargo, ciertos problemas de comportamiento (como la agresividad o los ladridos excesivos) pueden dificultar la socialización, especialmente si el dueño depende emocionalmente de su perro."El número de niños no está disminuyendo porque haya más perros, sino que ambos fenómenos comparten una misma raíz: la transformación de las redes sociales", argumenta Kubinyi.
Su concepto, denominado "la teoría de la fuga del animal de compañía" -y más concretamente, del perro de compañía- sugiere que la creciente popularidad de los perros tiene una base en causas evolutivas, pero que culturalmente ha escapado de control.
El instinto de cuidado y la necesidad de apoyo social están codificados genéticamente en el comportamiento humano, pero estos impulsos se han trasladado a los animales de compañía porque las relaciones humanas a menudo están dañadas o ausentes.
Menos niños, más mascotas: un cambio de paradigma social
Por ejemplo, casi el 90 % de los adultos húngaros no dedica ni una hora a la semana al cuidado de niños pequeños, a pesar de que los humanos evolucionaron para participar en la llamada "crianza cooperativa", donde las tareas de cuidado se compartían en comunidad.
En las sociedades modernas, estas redes de apoyo se han roto. Por eso muchas personas sienten que no tienen ayuda para criar hijos, o que no hay nadie a quien cuidar.
Otros han experimentado dolor emocional en sus relaciones humanas, y los perros les proporcionan consuelo y amor incondicional.
"Nuestra cultura actual estimula la expansión del instinto de cuidado hacia los perros", señala la etóloga.
Muestra de ello son los memes humorísticos, el auge de los negocios de cuidado animal, y cómo los dueños se autodenominan 'mamá' o 'papá' de su perro.
Una evolución que también transforma a los propios perros
En ausencia de relaciones humanas seguras y positivas, los perros pueden convertirse en los compañeros más importantes para muchas personas.
A lo largo de miles de años de evolución junto al ser humano, el comportamiento y la cognición canina se han adaptado a ese rol.
Hoy en día, los perros son cada vez más considerados como miembros de la familia, y eso también está influyendo en su evolución y cría. Las razas pequeñas y de hocico corto, que se parecen a los bebés humanos, son especialmente populares, en parte porque activan nuestro instinto de cuidado.
Sin embargo, muchas de estas razas sufren problemas de salud graves, lo que genera más necesidades de atención. Esto refuerza el papel de cuidador y permite al dueño sentir que alguien realmente depende de él.
No obstante, esta sobreatención y la mala interpretación de las necesidades reales del perro pueden provocar problemas de comportamiento.
"El cambio en el papel de la tenencia de perros sugiere que las personas en las sociedades occidentales experimentan una gran falta de cuidado mutuo y apoyo social -y tratan de compensarlo, al menos en parte, con perros, y probablemente también con gatos", concluye Kubinyi.
La solución, según ella, no está en dejar de tener mascotas, sino en reconstruir las redes de apoyo familiares y reducir el aislamiento social.
"Tener un perro es maravilloso cuando nos conecta con otros, no cuando nos aísla", afirma.
Un nuevo enfoque sobre los vínculos humano-animal
Algunos expertos ya han reconocido el valor de este estudio. El investigador en interacción humano-animal Hal Herzog comenta que "la teoría de la fuga del animal de compañía ofrece una nueva perspectiva sobre los roles que los perros han asumido en la vida psicológica y social de las personas".
Estudio original:
Kubinyi, E. (2025). The Link Between Companion Dogs, Human Fertility Rates, and Social Networks. Current Directions in Psychological Science.
https://doi.org/10.1177/09637214251318284