La llegada de un bebé para las familias que tienen perro, a menudo puede generar incertidumbre y dudas sobre cómo se va a comportar éste con el nuevo miembro. Por ello, desde Rover.com, el mayor marketplace dedicado al cuidado de mascotas, ha realizado un estudio para analizar cómo evoluciona la ...
La llegada de un bebé para las familias que tienen perro, a menudo puede generar incertidumbre y dudas sobre cómo se va a comportar éste con el nuevo miembro. Por ello, desde Rover.com, el mayor marketplace dedicado al cuidado de mascotas, ha realizado un estudio para analizar cómo evoluciona la convivencia cuando una mascota forma parte del núcleo familiar desde el embarazo hasta la llegada del recién nacido. Según el informe, el 92% de los propietarios que han vivido esta experiencia afirma que su perro no tuvo ningún problema con la llegada del bebé al hogar, lo que demuestra la capacidad de adaptación de las mascotas en momentos clave como este.
El vínculo entre las mascotas y sus dueños es innegable, y resulta reconfortante ver cómo esa conexión de confianza y afecto no influye en las decisiones importantes de la familia y su fidelidad supera cualquier prueba. De hecho, un 94% de las personas considera que su perro no representa un obstáculo para ampliar la familia, destacando el papel positivo que juegan en la vida familiar. Esto refleja cómo, en la mayoría de los casos, tanto las mascotas como los nuevos miembros de la familia pueden coexistir en armonía.
¿Cómo actúan los perros durante y después del embarazo?
El estudio indica que aquellos que han experimentado cambios de su perro durante el embarazo (25%), lo han notado durante el segundo trimestre (35%), seguido del primer trimestre (28%), las primeras semanas (26%) y solo el 5% en el tercer trimestre.
Según Fehmi, experto en comportamiento canino de Rover, esto se debe a que los perros son animales muy perceptivos: "Si se nota un cambio en su comportamiento puede deberse a varias causas. En primer lugar, debido a su potente olfato, es posible que sea capaz de oler un cambio hormonal. En segundo lugar, el cambio hormonal también puede afectar al comportamiento de la dueña, al que el perro puede ser sensible. Además, el crecimiento del vientre también puede afectar a la forma de moverse de una persona y puede suponer un cambio de rutina en lo que respecta al ejercicio del perro".
En este sentido, los dueños que participaron en el estudio afirman que su mascota se volvió más protectora y apegada a la persona embarazada (36%) o que mostraba actitudes cariñosas como colocar la cabeza sobre el vientre cuando se acurrucaba (21%).Una quinta parte (18%) afirmó que la mascota no se separaba de la embarazada; mientras que algunos dueños notaban que su perro estaba más agitado o juguetón (17%); evitaba el contacto (4%) y mostraba signos de celos (3%).
Una vez nacido el bebé, un tercio de los dueños (32%) señala que su perro se acercó y mostró interés, incluso actuando como un protector o guardián. Además, observaron que el perro se mostró amable y cariñoso con el bebé (11,5%) y, en algunos casos, ladraba o lloriqueaba cuando el bebé lo hacía (11,5%), lo que refleja una conexión y preocupación por el nuevo miembro de la familia.
La preparación, la clave para el éxito
Al igual que los futuros padres deben adaptarse a una nueva etapa, los dueños de perros deben anticiparse a los cambios que traerá la llegada del bebé, asegurándose de que la mascota se sienta cómoda y segura en su nuevo entorno. En este sentido, el 91% de los propietarios afirma haber preparado a su perro para facilitar una transición lo más fluida posible a la nueva situación. Esto ocurre incluso cuando dos tercios de los encuestados (60%) confiaba en una adaptación positiva por parte de su mascota, lo que demuestra que la decisión de prepararlos no está necesariamente vinculada al nivel de confianza previa en la mascota.
Entre las estrategias más comunes por las que optan los dueños, destacan mostrarle la barriga en crecimiento al perro (27%); introducir al perro a sonidos u olores relacionados con el bebé (19%); exponer al perro a niños (17%) o limitar gradualmente ciertas áreas de la casa para el perro (13%).
Teniendo esto en cuenta, estas son algunas de las recomendaciones que realiza el experto de Rover para las personas que tienen perro y van a tener un bebé:
1. Mecer un muñeco delante del perro:
Para acostumbrar a la mascota a este tipo de movimiento, se puede practicar con un muñeco o juguete. Se puede comenzar suavemente con pequeños movimientos y a medida que el perro se vaya acostumbrando, se pueden incorporar desplazamientos por la habitación.
2. Reproducir los sonidos de un bebé
En Internet es fácil encontrar grabaciones emulando el llanto de bebé o el sonido que realizan con el chupete. Para empezar, se pueden reproducir en presencia del perro en volumen bajo y, si no reacciona negativamente, aumentar el volumen y la frecuencia.
3. Introducción del cochecito o carro
Aunque sea a cierta distancia, se recomienda que la mascota pueda tener presente durante unos días este objeto. También se puede pasear el cochecito vacío durante los paseos al aire libre con la mascota. Al principio, pueden hacerlo dos personas, una empujando el cochecito y otra paseando al perro, antes de pasar a que el perro camine al lado del cochecito.
4. Pañales, juguetes, alfombrillas y otros artículos para bebés
Estos objetos pueden tener un olor peculiar y resultar «extraños» para el perro. Es recomendable introducirlos de manera gradual, aumentando poco a poco el número de artículos de bebé en la casa para permitir que el perro los huela y se familiarice con ellos.
5. Espacios seguros
Aunque se espera que los perros y los niños se lleven bien, es esencial contar con espacios seguros en el hogar que garanticen el bienestar tanto del perro como del niño, e incluso de los niños que puedan venir de visita.
"Aunque consideremos a nuestros perros parte de la familia, no siempre podemos esperar que se adapten sin dificultad a la presencia de un niño pequeño. Un niño no tiene la capacidad de tomar decisiones como un adulto sobre cuándo es adecuado dejar al perro solo, ni de interpretar el lenguaje corporal o las señales de incomodidad que el perro pueda mostrar. Como adultos, es nuestra responsabilidad garantizar que nuestros perros estén bien preparados y qu