El artículo "Evaluation of oxidative stress in dogs and cats with chronic kidney disease", publicado por la revista Journal of Veterinary Internal Medicine, llega a la conclusión de que el estrés oxidativo es mayor en los animales en estadio I de enfermedad renal crónica, pero disminuye a medida que evoluciona ...
El artículo "Evaluation of oxidative stress in dogs and cats with chronic kidney disease", publicado por la revista Journal of Veterinary Internal Medicine, llega a la conclusión de que el estrés oxidativo es mayor en los animales en estadio I de enfermedad renal crónica, pero disminuye a medida que evoluciona la enfermedad. Por ello, implementar terapias que reduzcan la producción de radicales libres de oxígeno resultaría eficaz en las primeras etapas de esta patología.
La enfermedad renal crónica (ERC) es común tanto en perros como en gatos, especialmente en animales geriatras. Esta patología se caracteriza por la degeneración progresiva, tanto a nivel estructural como funcional, de los riñones. En este proceso, se producen lesiones a nivel celular, que desencadenan una cascada de eventos en los que predomina el estrés oxidativo.
El estrés oxidativo se caracteriza por una producción excesiva de radicales libres de oxígeno, que conducen a la apoptosis de las células tubulares de la nefrona y, de forma progresiva, a la pérdida de la función renal.
Los F2 isoprostanos son productos derivados de la oxidación no enzimática del ácido araquidónico presente en los lípidos de las membranas celulares. Estas moléculas se producen localmente a nivel renal y son muy estables en orina, lo que las convierte en buenos marcadores de estrés oxidativo a nivel renal.
El objetivo de este estudio fue determinar la concentración en orina de F2 isoprostanos tanto en perros y gatos sanos como en diferentes estadios de enfermedad renal crónica (IRIS I a IRIS IV).
Antioxidantes y omega-3
Los investigadores observaron que los niveles urinarios de F2 isoprostanos son diferentes en cada estadio de la enfermedad renal crónica, disminuyendo a medida que progresa esta patología. Esta correlación negativa se debe a que, a medida que evoluciona la ERC, las nefronas se sustituyen por tejido fibrótico. Las células de las nefronas son metabólicamente activas, lo que conduce a una mayor producción de radicales libres de oxígeno. Por el contrario, el tejido fibrótico presenta un menor metabolismo y, por tanto, un menor estrés oxidativo, lo que conduce a una menor producción de F2 isoprostanos.
Estos resultados indican que el estrés oxidativo es máximo en los estadios iniciales de la enfermedad renal crónica (IRIS I). Por ello, establecer terapias que reduzcan el estrés oxidativo en estas etapas resulta recomendable para ralentizar el progreso de la enfermedad. En este sentido, se puede suplementar la dieta con antioxidantes y ácidos grasos poliinsaturados omega-3, los cuales reducen la generación de sustancias proinflamatorias y protegen a las membranas celulares de la acción de los radicales libres de oxígeno.
En conclusión, los autores afirman que la concentración urinaria de F2 isoprostanos es mayor en los estadios iniciales (IRIS I) de la enfermedad renal crónica, disminuyendo conforme progresa esta patología. También proponen la disminución del estrés oxidativo en estas etapas como una herramienta terapéutica que puede ayudar a frenar la evolución de la ERC.