El Colegio de Veterinarios de Valencia comenzó a trabajar, justo el día después de la riada, en un paquete de medidas para paliar sus devastadores efectos tanto sobre los colegiados como sobre los propios animales de compañía, de granja y équidos. Pero en su camino coincidió desde un primer momento ...
El Colegio de Veterinarios de Valencia comenzó a trabajar, justo el día después de la riada, en un paquete de medidas para paliar sus devastadores efectos tanto sobre los colegiados como sobre los propios animales de compañía, de granja y équidos. Pero en su camino coincidió desde un primer momento con el resto de agentes de la comunidad veterinaria: con la Asociación Empresarial Veterinaria de Valencia (AEVETVAL), con el BIOPARC y con los hospitales de las facultades de Veterinaria de la Cardenal Herrera-CEU (CH-CEU, en Alfara), de la Universidad Católica (en Valencia) y otros privados así como con las entidades de protección animal.
Llamó a la colaboración a sus colegiados y se encontró con otro aluvión solidario de hasta 400 voluntarios. Todos estos agentes se coordinaron con las autoridades con competencia en la materia: las consejerías de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio; de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca; el departamento de Sanidad y los ayuntamientos.
Los primeros días tras la DANA estuvieron marcados por la conmoción causada por las pérdidas humanas. Ya el 31 de octubre se pudo constatar y lamentar el fallecimiento de un colegiado, José Izquierdo y el de su esposa ,así como la desaparición de una auxiliar técnica, Reshma Escribano, que trabajaba en un centro de Benetússer, y que fue confirmada después como una de las víctimas mortales.
Una de las primeras medidas comunicadas fue ofrecer un servicio de atención psicológica gratuita a los colegiados que así lo pudieran requerir. El Colegio contactó con los gabinetes que dan servicio en el programa ya existente 'EstarBien ! BienEstar' -contra el burn out- ,que pasaron a atender estas solicitudes, y además informó que la ONG 'Psicólogos sin Fronteras' se sumaba a este esfuerzo.
Tras el desastre, era necesario prestar ayuda urgente al colectivo afectado. Y así se trasladó a los colegiados: ya el 1 de noviembre se hizo un llamamiento para reclutar voluntarios dispuestos a colaborar con las autoridades autonómicas y de Protección Civil y así contribuir a labores en materia de sanidad animal, seguridad alimentaria o salud pública. De igual forma, la entidad colegial contactó con todos los municipios afectados. En unos días se apuntaron para esta posible labor centenares de colegiados.
Imagen de uno de los puestos veterinarios levantado en la 'zona cero'
Simultáneamente, la entidad colegial realizó un segundo llamamiento. Se planteó recabar voluntarios para trabajar sobre el terreno, tan pronto en las calles de zonas afectadas como, en el que pasó a ser otro objetivo si cabe más prioritario, ayudando a los centros afectados a tratar de volver a la normalidad lo antes posible. En este punto, en la acción de auxilio, de entrega de material y evaluación de daños, el Colegio se coordinó con la patronal AEVETVAL.Y, de nuevo, la respuesta fue masiva: casi 400 colegiados se sumaron al voluntariado, a tiempo parcial o completo.
Hospitales y clínicas voluntarias
Pronto se produjo el necesario contacto con los hospitales veterinarios. El primero en reaccionar fue el de la CH-CEU, también lo hizo el de la UCV. Además, ya en el primer fin de semana tras la tragedia, se creó una red de centros veterinarios voluntarios para atender los posibles servicios de urgencia.
En esa primera semana, se barajó con el CEU la posibilidad de levantar un hospital de campaña en la 'zona cero' pero las dificultades de acceso, materiales y burocráticas fueron tales que se descartó tal posibilidad.
Los veterinarios voluntarios, con sus propios medios, acudieron a ayudar, a limpiar o a atender animales en los puntos de atención creados, auxiliaron a las protectoras inundadas y asumieron en su caso traslados de animales con alguna urgencia. Ya desde el 4 de noviembre, se crearon grupos de Whatsapp con una coordinación centralizada y responsables individuales para actuar en cada uno de los municipios damnificados. Y allá donde no hubiera atención veterinaria, con el apoyo logístico del CEU y tras consensuarlo con las autoridades locales, se montaron puestos a pie de calle.
La solidaridad despertada en el conjunto del país fue tal que, a la semana siguiente de aquel 29 de octubre, se tuvo que crear otro grupo Whatsapp para organizar el trabajo de un gran número de veterinarios foráneos que querían participar también en este trabajo durante al menos unos días, quizá unas horas, lo que cada cual pudiera.
El Colegio de Veterinarios llamó a los centros no afectados a atender a los animales de las clínicas dañadas o a ceder parte de su espacio para que los compañeros damnificados pudieran seguir trabajando. Hasta 131 centros se brindaron a ello.
Ya el día 31 de octubre, BIOPARC Valencia se anticipó a esta cadena solidaria y ofreció sus instalaciones para canalizar las ayudas en piensos, alimentos y enseres para animales. La entidad que preside Inmaculada Ibor, tras ser autorizada legalmente como depósito, se centró en recibir donaciones de medicamentos y en su distribución a clínicas y puestos veterinarios contó también con la ayuda de AEVETVAL.
Tsunami de ayudas
Las imágenes de la destrucción causada por la DANA en hasta 78 municipios de Valencia impactaron. Las condolencias por lo sucedido llegaron desde el 'día 1' después del desastre. El Colegio de Alicante y el de Castellón se hicieron rápidamente eco de la campaña de recaudación de fondos que había iniciado su homólogo valenciano, e instaron a participar. La práctica totalidad de colegios del país hizo al poco lo mismo. En sólo días se consolidaba una cascada de llamadas mostrando su solidaridad y de ingresos con donaciones que se ha prolongado durante semanas, y que aún hoy sigue.
Los alumnos de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza se movilizaron también para enviar material sanitario para los afectados por la riada. A las sucesivas contribuciones colegiales como las de Albacete, Alicante, Castellón, Jaén, Navarra, Málaga, Sevilla, Valladolid o Zamora, el Consejo de Andalucía o el de Castilla La Mancha… se sumaron aportaciones de gran importancia de la Organización Colegial Veterinaria (OCV), de AMA Seguros, del propio Colegio o de AVEPA. Entidades vinculadas a la profesión, como el Hospital Veterinario de Zaragoza y los estudiantes de esa facultad, se movilizaron para entregar material sanitario.
Por todo ello, Inmaculada Ibor ha agradecido "enormemente" a todas las entidades donantes y que se han interesado la "generosidad y la gran solidaridad mostrada".