Un estudio realizado por veterinarios polacos investiga las diferencias en los niveles séricos de diferentes marcadores entre perros sanos y perros con miocardiopatía dilatada. El artículo "A Pilot Study of the Role of Selected Biomarkers of Kidney Injury in Dogs with Dilated Cardiomyopathy", publicado por la revista Animals, concluye que ...
Un estudio realizado por veterinarios polacos investiga las diferencias en los niveles séricos de diferentes marcadores entre perros sanos y perros con miocardiopatía dilatada. El artículo "A Pilot Study of the Role of Selected Biomarkers of Kidney Injury in Dogs with Dilated Cardiomyopathy", publicado por la revista Animals, concluye que durante la fase asintomática de la miocardiopatía dilatada (MCD), la concentración de NGAL y el cociente NGAL/creatinina pueden servir como marcadores diagnósticos de lesión renal en fase inicial.
Las enfermedades cardiacas y renales son las más frecuentemente diagnosticadas en pequeños animales. Además, ambos órganos se encuentran estrechamente interrelacionados, lo que ha hecho que se adopte el término de eje cardiorrenal.
El síndrome cardiorrenal engloba a un conjunto de patologías que afectan tanto al corazón como a los riñones, de manera que la disfunción de un órgano puede precipitar o exacerbar la disfunción del otro. Por lo tanto, la interconexión de ambos órganos hace que las enfermedades cardiacas crónicas desencadenen enfermedad renal crónica.
La miocardiopatía dilatada es una de las enfermedades cardiacas crónicas más frecuentes en perros. En esta enfermedad, se produce una disfunción tanto eléctrica como mecánica del corazón, lo que conduce a insuficiencia cardiaca y, en consecuencia, lesión renal.
No obstante, los parámetros de enfermedad renal más frecuentemente empleados en la clínica de pequeños animales, como densidad urinaria, concentración de proteína en orina y concentraciones séricas de urea, creatinina y dimetilarginina simétrica (SDMA, por sus siglas en inglés), presentan ciertas limitaciones de sensibilidad y especificidad en fases tempranas de enfermedad renal.
Nuevos biomarcadores
En el presente estudio, se seleccionaron tres biomarcadores de funcionalidad renal (cistatina C, glicoproteína transmembrana tipo 1 o KIM-1 y lipocalina asociada a la gelatinasa de neutrófilos o NGAL) y se compararon sus niveles séricos en perros sanos y perros con MCD en fase asintomática, con el objetivo de valorar los efectos de esta enfermedad cardiaca sobre el riñón.
La cistatina C se considera un biomarcador del daño tubular proximal debido a que su concentración sérica refleja principalmente la filtración glomerular, por lo que se correlaciona significativamente con la capacidad excretora de los riñones. En este estudio, el análisis de la concentración media de cistatina C y la relación cistatina/creatinina reveló valores levemente superiores en perros con enfermedad cardiaca en comparación con el grupo de control.
A su vez, la proteína de membrana KIM-1se encuentra en las células epiteliales de los túbulos proximales y también se relaciona con daño tubular. Sin embargo, en el presente estudio, la concentración media de KIM-1 fue similar tanto en perros sanos como en perros con MCD asintomática.
En cuanto a NGAL, se trata de una proteína sintetizada en diversos tejidos, aunque su producción aumenta significativamente en caso de existir enfermedad renal aguda o crónica. Así, niveles séricos elevados de NGAL se relacionan con daño tubular.
En el caso de los perros con MCD asintomática de este estudio, se observaron niveles séricos significativamente superiores de NGAL, así como del cociente NGAL/creatinina en comparación con el grupo control de perros sanos. Esto sugiere que la enfermedad cardiaca favorece una reducción en la filtración glomerular y la lesión de los túbulos proximales, lo que conduce a la aparición de enfermedad renal crónica.
En conclusión, los autores afirman que la concentración sérica de NGAL y el cociente NGAL/creatinina pueden ser empleados como biomarcadores para el diagnóstico de daño renal en pacientes con cardiomiopatía dilatada en fase asintomática (especialmente en el estadio B2).