Rubén García lleva dedicándose a la veterinaria más de 20 años, centrándose en la prevención y el tratamiento de los animales de compañía. Lo hace al frente del Consultorio Veterinario Santo Domingo, y así nos lo explica: "Mis servicios se centran en la prevención de las enfermedades animales y en ...
Rubén García lleva dedicándose a la veterinaria más de 20 años, centrándose en la prevención y el tratamiento de los animales de compañía. Lo hace al frente del Consultorio Veterinario Santo Domingo, y así nos lo explica: "Mis servicios se centran en la prevención de las enfermedades animales y en ofrecer el mejor diagnóstico y tratamiento posibles desde la profesionalidad".
En el entorno rural, el tratamiento antiparasitario tanto interno como externo es fundamental, así como la vacunación contra la parvovirosis, leptospirosis y moquillo. "Es muy común la presencia de tos de las perreras y traumatismos y heridas relacionadas con el ambiente rural", relata. En primavera -nos cuenta- suelen haber reacciones alérgicas tras picaduras, y no tanto las lesiones provocadas por la procesionaria.
Considera que la profesión necesita ser valorada por lo que es: una profesión sanitaria. "Es de justicia un mayor reconocimiento de la labor que desempeñamos en educación y en prevención de la salud", asegura, y añade: "Creo que no se nos considera un colectivo importante en beneficio de la salud humana".
Y es que, pese a que la Administración no termina de reconocer la contribución en salud de los profesionales veterinarios, algo está cambiando en la ciudadanía, que "lo va entendiendo poco a poco, aunque desconoce todas las labores que desarrollamos como colectivo en beneficio de la salud de todos, tanto animales como humanos".
En cuanto a la nueva Ley de Bienestar Animal, "no se tomó en cuenta la opinión de cada uno de los sectores a los que la norma afecta", lamenta, y añade: "También me gustaría destacar la importancia de luchar contra el intrusismo, y para ello el Consejo General de Colegios Veteterinarios y los colegios provinciales tienen las herramientas necesarias".
Para Rubén García, el problema radica "en esa falta de consideración de la profesión veterinaria por parte de las administraciones como una profesión relacionada con la salud humana". El resultado es "que nuestro ámbito de actuación queda difuminado y puede ser ocupado por otros actores".
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