El número de empresas que permiten que sus trabajadores lleven a sus mascotas al lugar de trabajo es cada vez mayor. Una medida que responde al incremento del número de perros en los hogares españoles tras la pandemia, un fenómeno conocido como pet-boom. Este aumento se refleja en cifras: más ...
El número de empresas que permiten que sus trabajadores lleven a sus mascotas al lugar de trabajo es cada vez mayor. Una medida que responde al incremento del número de perros en los hogares españoles tras la pandemia, un fenómeno conocido como pet-boom.
Este aumento se refleja en cifras: más del 90% de los empleados de las oficinas pet-friendly aseguran rendir mejor en sus puestos de trabajo, según un estudio de la Washington State University. En España, esta tendencia aún tiene que arraigar, pero ya tiene las bases asentadas con la proliferación post-pandemia de los animales de compañía, con una elevada proporción de dos perros por cada niño menor de quince años.
Sea como sea, se trata de una iniciativa en auge que podría beneficiar a muchos propietarios, especialmente con la vuelta al trabajo de las vacaciones: ¿Qué hacer con el perro mientras se está en la oficina y nadie se puede ocupar de él?
Las empresas, conscientes de esta nueva necesidad del trabajador, están promoviendo los espacios de trabajo "pet-friendly". Algunas compañías como Nestlé, Uber, Zogics, Google, Ben & Jerry´s o Amazon ya permiten que sus trabajadores lleven a sus mascotas a la oficina. Una medida que no solo beneficia al trabajador, sino que además trae múltiples beneficios para la empresa y el empleador en su conjunto.
La Real Sociedad Canina de España (RSCE), cuya sede también está calificada como "espacio dog friendly", anima a las demás empresas a cambiar de mentalidad y a adoptar este modelo de negocio. Lógicamente, dar ese paso requiere no solo contar con una oficina adaptada a la presencia de animales, sino también perros con temperamento afable y cariñoso, ausentes de cualquier agresividad. La conocida como Ley de Bienestar Animal, en fase de desarrollo reglamentario, introduce pruebas de sociabilidad obligatorias para todos los perros, unos test que la RSCE realiza históricamente.
Menos estrés
Según destaca la Fundación Affinity, los niveles de estrés disminuyen en las empresas pet-friendly: el 85% de las personas que operan en entornos de trabajo favorables al perro apenas se ausenta del puesto por contingencias laborales, reza el estudio Pets in the Workplace.
Y no solo llevar al animal al trabajo beneficia a los dueños, que podrán vigilar y estar pendientes de su compañero más leal del hogar; también al resto de empleados. La presencia de un animal doméstico con buen comportamiento y cariñoso con el prójimo solo arroja beneficios colectivos, además de eliminar tensión. Unos beneficios antiestrés que alcanzan lógicamente al propio perro, quien no debe de permanecer solo en un hogar esperando el regreso de sus propietarios para salir a pasear.
Más comunicación
Las mascotas derriban las barreras personales y aumentan la empatía. De esta forma, aunque pueda sonar extravagante, se perciben a las personas de manera más afable, lo que aumenta la interacción social y crea un ambiente laboral más distendido y relajado.
Más productividad y creatividad
Quienes llevan al perro al trabajo suelen realizar más pausas para la atención y cuidado del can, lo que mejora la concentración (por ejemplo, está demostrado que pasar horas sin despegarse de la pantalla es malo tanto para la salud propia como para el rendimiento a largo plazo), disminuye la fatiga visual y, en consecuencia, genera un aumento de la productividad y creatividad de los empleados.
Más cuidados
¿Qué estará haciendo mi perro? ¿Cómo se encontrará? ¿Estará solo llorando esperándome? Preguntas más fáciles de sobrellevar si llevamos al perro a la oficina, porque todas esas preocupaciones desaparecerán. En el caso de los perros que sufran especialmente tras la vuelta de vacaciones por cuadros de ansiedad o de estrés postraumático, la posibilidad de acudir al lugar de trabajo de su tutor es una bendición para su bienestar.
Aunque no todo son facilidades
Estamos ante una tendencia que va a más pero que requiere tanto un entorno dog-friendly (espacio exterior, lugares para alimentarse o para hacer las necesidades) como responsabilidad de parte de los dueños.
Si se decide llevar al perro al trabajo, hay que tener en cuenta su carácter. La actividad sedentaria de la oficina puede suponer un ambiente estresante para el animal, si éste no recibe la atención necesaria o necesita desahogarse con más espacio. Por ello, es fundamental seguir un protocolo que asegure su bienestar y que reúna condiciones mínimas como agua fresca, bolas para comer, juguetes para que se entretenga… Una buena educación es imprescindible. Para esta tarea, la figura del criador especializado o del adiestrador interpretan un rol clave en la adaptación.
No obstante, llevar al perro al trabajo aporta múltiples beneficios y facilita el acceso a los perros en ambientes quizá no tan habituales, pero que ayudan a humanizar su presencia. Una manera de hacer el espacio de trabajo más amable para todos, tanto perros como personas.