Un nuevo estudio exhaustivo realizado por etólogos de la Universidad ELTE Eötvös Loránd, en Budapest, ha arrojado luz sobre las habilidades olfativas de los perros, desafiando creencias previas sobre los factores que influyen en su rendimiento. Publicado en Scientific Reports, el estudio analizó cómo diversos factores ambientales y biológicos afectan la capacidad de los perros para detectar olores.

Los perros han sido utilizados durante siglos para tareas que van desde la caza hasta la detección de enfermedades, lo que ha despertado un interés científico considerable en entender los verdaderos factores que afectan su rendimiento olfativo. Attila Salamon, del Grupo de Investigación del Cerebro Canino de ELTE NAP, destacó que aunque estas tareas requieren entrenamiento específico, los resultados obtenidos en perros especialmente entrenados pueden generalizarse a la especie en general.

El equipo de investigadores se propuso examinar el rendimiento olfativo de más de 100 perros de familia, no entrenados y de diversas razas. Para ello, diseñaron una tarea de detección natural, en la que los perros debían encontrar un premio oculto en una línea de ollas. Esta tarea, que no requería entrenamiento previo, aprovechaba la motivación natural de los perros por la comida y constaba de tres niveles de dificultad.

Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio fue que, contrariamente a lo que se pensaba, la temperatura y la humedad no tenían un impacto significativo en la capacidad de los perros para detectar olores, siempre que las condiciones estuvieran dentro de un rango moderado (0 a 25 °C y 18 a 90% de humedad). Sin embargo, la ubicación de la prueba resultó ser un factor crucial: los perros que realizaron la prueba en interiores superaron a aquellos que la realizaron al aire libre, donde los estímulos ambientales podrían haber causado distracciones.

El estudio también analizó factores demográficos, encontrando que ni el sexo ni el estado de castración influían en el rendimiento olfativo de los perros. No obstante, los perros de entre 2 y 3 años mostraron un rendimiento olfativo ligeramente superior en comparación con perros más jóvenes de 2 años o mayores de 6 años.

Para asegurar la fiabilidad de los resultados, los investigadores volvieron a probar una submuestra de los perros y descubrieron que no había un efecto de aprendizaje significativo entre las dos pruebas, lo que confirma la idoneidad del método utilizado para evaluar las habilidades olfativas en perros no entrenados.

La Dra. Márta Gácsi, una de las autoras del estudio, señaló que estos hallazgos proporcionan respuestas importantes a preguntas sobre las habilidades olfativas de los perros. Al centrarse en una muestra grande y diversa de perros no entrenados, los investigadores pueden generalizar mejor estos resultados a la población canina en general.